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¿Quién será el próximo Alan Kurdi?



Luis PeredaFacultad de Derecho, Universidad Anáhuac México Sur En septiembre de este año la foto de Alan Kurdi, quien murió ahogado mientas intentaba emigrar de Siria junto a su familia, dio la vuelta al mundo y en su recorrido conmovió y conmocionó a cientos de mexicanos, quienes manifestaron su apoyo solidario en las redes sociales. Escandalizarnos por estas absurdas muertes está bien, sentir empatía por la desgracia de un semejante, sea kurdo, sirio, palestino, turco, alemán o brasileño es lo correcto, es lo que nos hace humanos. No debemos de perderlo nunca, pero no debemos quedarnos ahí.De acuerdo a datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) (http://oim.org.mx/hechos-y-cifras-2), “México tiene una extensión territorial de 1,964,375 km2. Cuenta con 4,301 km de frontera terrestre, en el norte y en el sur. La frontera norte con Estados Unidos mide 3,152 km (…). La frontera sur mide 1,149 km. (…)”. En otras palabras, México es un enorme territorio para el tránsito de personas centroamericanas y extrarregionales hacia Estados Unidos que no siempre ofrece la seguridad jurídica o física para los migrantes que deseábamos para el niño Alan Kurdi.Las notas del “éxito” del Instituto Nacional de Migración no hacen más que incrementar el desánimo:“El Instituto Nacional de Migración (INM) rescató en los estados de Veracruz y Campeche, a 155 extranjeros que pretendían llegar a la frontera norte; 25 de ellos son originarios de Nepal y 130 más, entre ellos 20 menores de edad provienen de Guatemala, Honduras y El Salvador. La mayoría de los extranjeros viajaban en dos camionetas de carga en condiciones de hacinamiento y deshidratados”, (Boletín INM NO. 57/15).“El [INM] (…) rescató a 150 extranjeros de distintas nacionalidades que eran transportados en un tráiler por cuatro presuntos traficantes de personas en condiciones de hacinamiento y con síntomas de deshidratación, en el municipio de Villa de Cos, Zacatecas”, (Boletín INM NO. 52/15)Si esta es la punta del iceberg entonces no resulta difícil imaginar la magnitud del problema, sobre todo si las cifras de la OIM estiman en 214 millones el número de migrantes internacionales a nivel mundial y México representa un camino obligado hacia Estados Unidos, país que tuvo en 2014 una tasa anual de crecimiento del salario del 2.27, incremento superior al que tuvo el Reino Unido o Suecia (https://data.oecd.org/lprdty/labour-compensation-per-hour-worked.htm).Dicho de otra forma: miles de personas quieren pasar por México para llegar  a Estados Unidos para obtener un mejor salario y están muriendo en el intento.  De acuerdo a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) México cumple, a nivel normativo (http://www.acnur.org/t3/?id=1400), con el establecimiento de políticas públicas con relación a refugiados, ya que cuenta con: a) un Protocolo de actuación para quienes imparten justicia en casos que afecten a personas migrantes y sujetas de protección internacional; b) un objetivo de la política exterior consiste en velar por los intereses de los mexicanos en el extranjero y proteger los derechos de los extranjeros en el territorio nacional incluido en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, y c) un Programa Especial de Migración 2014-2018.Sin embargo la dimensión de la realidad de los migrantes en México sugiere que, lamentablemente, es solo cuestión de tiempo para que el cadáver de un niño centroamericano que yazca sobre el territorio nacional ocupe los titulares de los medios y las redes sociales. Hagamos algo sencillo: tomemos parte en la atención de este problema y exijamos a nuestro diputado(a) federal una auditoria al desempeño del INM. Comencemos por saber. 


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