Pasar al contenido principal
E. Comunicación

El periodismo y la dimensión social de la libertad de expresión

Por: Mtro. José Flores, catedrático de Narrativa Multimedia y Semiótica Digital, así como de Narrativas Audiovisuales en la Escuela de Comunicación de la Anáhuac Puebla 

 

En mi primera clase de periodismo en la universidad, una profesora nos dijo que formar parte de la prensa en México era equivalente a colgarse una diana en el pecho y gritar “¡dispárame!”. Reímos nerviosamente, sin saber cómo debíamos reaccionar a sus palabras.

 

Sin embargo, el tiempo se encargaría de ratificar su afirmación: los asesinatos de Regina Martínez, Miroslava Breach o Javier Valdez, entre otros que no recibieron la debida atención, han apilado la escalofriante cifra de 137 periodistas a quienes se les arrebató la vida en el ejercicio de su profesión desde 2000 a la fecha.

 

Además, los periodistas deben lidiar de forma cotidiana con diversos riesgos para su integridad física, psicológica y social: bajos salarios, condiciones laborales precarizadas, campañas de desprestigio, espionaje digital, detenciones arbitrarias, entre otras. Por otro lado, no son pocos los dueños de medios de comunicación que, seducidos por el dinero o presionados por el poder, censuran sus contenidos para no incomodar sus propios intereses.

 

Estos atentados contra la prensa nos afectan a todos y todas. La libertad de expresión, derecho humano consagrado en México en los artículos 6 y 7 de la Constitución, no solamente busca garantizar que las personas podamos expresar cualquier idea, opinión o información por cualquier medio a nuestro alcance, sino que, como sociedad tengamos la oportunidad de acceder a estas expresiones.

 

El derecho a la información es la dimensión social de la libertad de expresión; nos habilita a conocer perspectivas diferentes, discutirlas y actuar en consecuencia. La democracia se fundamenta en nuestra capacidad de tomar decisiones para participar en la vida pública y estas elecciones se hacen con base en la información que tenemos disponible.

 

De ahí que el periodismo sea crucial en la construcción de las sociedades democráticas, ya que persigue la difusión de información de interés público, bajo estándares de rigor y profesionalismo. Nos permite mirar críticamente las acciones (u omisiones) de las personas que nos gobiernan; nos faculta para determinar su continuidad o su alternancia.

 

El Día Mundial de la Prensa debe ser una invitación para revalorar el periodismo como pieza fundamental para la consolidación de sociedades plurales. En la diversidad de pensamiento se basa la capacidad de diálogo, conciliación y disenso que requiere una vida democrática real. Sin condiciones dignas para que florezca la prensa crítica, quedamos condenados a la simulación.