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carlos

Los de "a pie"

Mejor conocidos en el lenguaje cotidiano como los “simples mortales”, y me aventuraría un poco en decir que en otros tiempos en tierras de Jerusalén conocidos como “los gentiles”, ó, como lo define la Real Academia Española: Loc. Adj. Dicho de una persona: normal y corriente.

 

Por allá de los años 80s bajos, Matilde viajaba a la ciudad de México desde Orizaba, Veracruz; en aquellos viajes además de visitar a su hijo, aprovechaba para comprar medias para el mercado femenino, las cuales vendía a las personas de su colonia, y la ganancia que obtenía de esta venta era una aportación al ingreso familiar. Antes de irse a México siempre preguntaba a sus clientas si necesitaban algún color o modelo en particular. Matilde, mi abuela, supo identificar una oportunidad de negocio sin hacer un elaborado estudio de mercado.

 

De acuerdo con el estudio publicado en 2021 por la Asociación de Emprendedores de México (ASEM), el 90% de los emprendedores encuestados, mencionó haber iniciado su negocio con recursos propios.

 

Hace unas semanas conocí a Froylan, un joven que hace entregas en su motocicleta en 3 municipios cercanos a Chipilo, Puebla. Él se ha dado a conocer de boca en boca, recibe encargos por Whatsapp y cobra una cantidad de servicio determinada por la distancia que recorrerá. Sus herramientas de trabajo: su celular con saldo, su motocicleta con una caja atrás adaptada y decorada con una lona con sus datos de contacto, y el nombre de su negocio: Yovoy.

 

De acuerdo con el mismo estudio de la ASEM, el 45% de los emprendedores mencionaron que usan su Whatsapp personal para cerrar ventas, mientras que el 18% mencionaron usar algún marketplace y solo el 7% una aplicación móvil propia.

 

El 68% de los emprendedores han tenido una empresa que fracasó (ASEM 2021). No es un misterio que la resiliencia sea una de las soft skills más valorada, y necesaria, para los emprendedores. El Estudio sobre Demografía de los Negocios (EDN) 2021, realizado por el INEGI, estimó que entre mayo de 2019 y julio de 2021, cerraron mas de 1.5 millones de negocios, la mayoría de ellos debido a afectaciones por la pandemia; 3 de cada 10 de los establecimientos que cerraron eran informales.

 

Cómo Matilde en los 80s, y Froylan en estos tiempos, la mayoría de los emprendedores no inician con un plan de negocios, una corrida financiera o un complejo estudio de mercado. Y no quiero decir que estos no sean necesarios, de hecho, los dos principales motivos de que los negocios fracasen son: la falta de conocimiento de mercado y la mala administración del negocio; pero la realidad es que muchos de los emprendimientos surgen de manera empírica y con motivadores como la búsqueda del crecimiento personal y profesional.

 

Hay muchas conversaciones iniciadas, pero no concluidas, acerca del emprendimiento universitario, algunos argumentos proponen que el emprendimiento no se enseña, con lo cuál estoy parcialmente de acuerdo, sin embargo, los procesos que enseñamos en los diferentes cursos, brindan herramientas que son de utilidad a los estudiantes y miembros de la comunidad universitaria que deciden emprender. Es muy probable que no hagan una corrida financiera, una proyección de ventas y un proceso de design thinking para empezar su negocio, pero definitivamente son herramientas que les ayudarán a que sus negocios, una vez establecidos, permanezcan y puedan crecer.

 

Después de entender las necesidades de los estudiantes emprendedores, desde el área de emprendimiento de la Universidad Anáhuac Puebla, diseñamos un programa de incubación enfocado a que el estudiante que decida emprender, ya sea con lo que ha aprendido en clases o con cualquier otro proyecto personal, tenga un acompañamiento en las primeras etapas reales que vive un emprendedor. En este taller de incubación el estudiante toma sesiones prácticas de finanzas, legales, redes sociales y fotografía para emprendedores, además de sesiones de mentoría personales.

 

Estoy consciente que habrá emprendedores que van a fracasar, pero, con el acompañamiento adecuado y el desarrollo de habilidades blandas y duras que reforzamos desde la Anáhuac Puebla, estoy seguro que pasaremos de una cultura que señala el fracaso a una cultura que ve el fracaso como parte del aprendizaje y la evolución.

 

Carlos Ortiz Clemente
Coordinador de Emprendimiento