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¿Por qué las necesitamos a ellas?



 humanism Liderazgo Anáhuac en Humanismo

Presentamos un texto de la Mtra. María Eugenia Cárdenas en el que analiza, entre otros importantes temas, quién es la mujer y cuál es su papel en el mundo.

Para conmemorar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, me invitaron a responder a la pregunta: ¿Por qué las necesitamos a ellas? En un foro universitario organizado por el Programa de Liderazgo en Administración Pública Sinergia y otros grupos de liderazgo y de relaciones estudiantiles. No había terminado Nicole Huerta Herbosch, coordinadora de dicho programa, de darme los detalles del evento y en mi interior se disparaban muchas ideas e imágenes a toda velocidad.

Para empezar, las mujeres somos más de la mitad y educamos a la otra mitad. La influencia de las mujeres no es un tema menor. Si nos pusiéramos de acuerdo en algo concreto, el impacto sería alto y contundente. El desarrollo de México, del mundo, pasa necesariamente por el desarrollo de las mujeres. Si la humanidad fuera una persona, tendría dos piernas, una femenina y otra masculina. Pretender correr la carrera de la vida con una pierna enyesada (o sin las mujeres) sería absurdo, perjudicial y contraproducente. Gracias a una mujer estamos aquí. Nadie llegó en cigüeña. Hay un deber de gratitud y respeto.

Ahora, estamos aquí, y podemos enriquecer mucho la propia vida y la de los demás. Sin duda, podemos mejorar el mundo. ¿Qué nos detiene? Las causas son muchas, pero sin duda un obstáculo frecuente se encuentra en las creencias disfuncionales y limitadoras. Esto me llevó a pensar, ¿cuáles son las ideas y creencias que hoy se comparten sobre la mujer? ¿Quién las califica de funcionales o verdaderas? Hay muchas maneras de vivir y convivir y no todas realizan a la persona y mejoran la comunidad. Ejemplos de creencias falsas e injustas hay muchas: por años las mujeres no teníamos derecho a votar o a ser votadas, no teníamos acceso a la educación universitaria, no podíamos contar con crédito en los bancos, mucho menos aspirar a los consejos de administración en las empresas. Se tachaba a las mujeres de “demasiado emocionales”, “débiles” o que “una mujer inteligente debía ocultarlo o correr el riesgo de no encontrar pareja”.

La cultura actual envía numerosos mensajes sobre cómo la mujer es o debe ser. Hay muchas presiones sociales. Por otro lado, la experiencia, la historia y la lógica nos muestran que no toda creencia es válida y verdadera. No bastan las buenas intenciones. Las ideas han cambiado mucho en los últimos años. En muchos aspectos para bien, en otros no estoy tan segura, lo cierto es que tenemos tareas pendientes. Sea como sea, no es recomendable creer todo lo que leas o escuches sin cuestionarlo. Recibir y tragarse toda idea de modo acrítico es renunciar a pensar y disminuir tu libertad. Es necesario que cada persona identifique los diferentes mensajes y reflexione, discierna y decida qué ideas aceptar y cuáles no. ¿Quién es la mujer? ¿Cuál es el papel de las mujeres en el mundo? ¿Qué tan válidas son las respuestas que encontramos en la universidad, en la familia, en las redes sociales?

El Instituto de la Mujer Anáhuac (IMA) lleva desde 2015 preguntando a jóvenes y adultos sobre sus creencias con respecto a las mujeres y los resultados de los diagnósticos son muy interesantes. Parece que se ha llegado a un consenso en algunos rubros (al menos en el discurso): No a la violencia, sí al respeto incondicional; no a la discriminación, sí a reconocer la misma dignidad y derechos que los hombres; no a etiquetar cualidades humanas como exclusivas de un sexo u otro, sí a reconocer inteligencia, fortaleza, valentía y todo tipo de talentos en las mujeres y en los hombres; no al “Club de Toby”, sí a generar oportunidades de formación y crecimiento para todos, entre otros.

En otros campos las creencias están muy divididas y polarizadas, unos en contra de la maternidad, otros a favor. Unos promueven el matrimonio, otros lo ven con alergia y desprecio. Unos afirman que somos iguales y diferentes en todo, otros lo niegan, están en contra de toda diferencia llevando la igualdad hasta sus últimas consecuencias. Unos recetan un individualismo extremo como camino a la felicidad, otros ven aquí una trampa y promueven vivir para alguien más allá del propio ombligo. Parece que nos encontramos en medio de una insuficiencia teórica con emociones y sentimientos encontrados e intensos. No somos pura biología, no somos pura cultura, tampoco está la clave en una libertad absoluta. Como nietas de Edith Stein y Simone de Beauvoir, tenemos la tarea de responder con la propia vida qué es ser mujer y cómo humanizamos al mundo.


Más información:
Mtra. María Eugenia Cárdenas Cisneros
eugenia.cardenas@anahuac.mx
Instituto de la Mujer Anáhuac