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La Nueva Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación. Implicaciones y Buenas Prácticas Internacionales

El pasado 25 de abril, la Cámara de Diputados aprobó la nueva Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (HCTI) que tendrá profundas implicaciones para el desarrollo científico del país, una de ellas es la transformación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), responsable de diseñar e implementar políticas públicas en materia de ciencia y tecnología desde 1970. Después de 53 años, se convierte ahora en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia, Tecnología e Innovación (CONAHCyT) encargado de formular y conducir la política nacional en la materia.

 

En principio, pareciera que la citada transformación implica únicamente la incorporación del término Humanidades, sin embargo, un mayor análisis muestra en realidad la desaparición del organismo para dar paso a otro con una estructura enteramente diferente. El nuevo CONAHCyT tendrá un titular pero además será regido por una junta de gobierno, órgano máximo integrado por los titulares de las secretarías de Agricultura, Bienestar, Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Cultura, Economía, Educación, Energía, Hacienda, Defensa, Marina, Medio Ambiente, Relaciones Exteriores y Salud, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, además de ocho personas representantes de la comunidad científica a quienes se “invitará”, según lo menciona el artículo 68 de la nueva ley.

 

No son claros aún los mecanismos ni los criterios que se tomarán en cuenta para invitar a los representantes de la comunidad científica, quienes a juicio de quienes integramos esta comunidad, deberían ser los máximos representantes y exponentes, pues son ellos los expertos en la materia. Por otra parte, resalta el hecho de que la junta de gobierno del máximo organismo en ciencia y tecnología esté integrado por miembros del gabinete presidencial y que se incluya a los secretarios de la Defensa y de la Marina.

 

En este contexto, una revisión a las estructuras organizacionales de algunos organismos especializados en ciencia y tecnología de países avanzados, muestra no solo una organización totalmente distinta, sino un perfil de académicos e investigadores dirigentes de estos organismos, lo que contribuye a que el país se posicione en los primeros lugares en los rankings internacionales en competitividad e innovación.

 

En el caso de Dinamarca, por ejemplo, la mayoría de los miembros del Consejo Danés para la Política de Investigación e Innovación, incluido el presidente, deberán ser investigadores reconocidos o personas con conocimientos de investigación. El Consejo se compondrá de manera que represente la experiencia de investigación, desarrollo tecnológico e innovación en el sector público; investigación, desarrollo tecnológico e innovación en el sector privado, incluidas las pequeñas y medianas empresas; investigación, desarrollo tecnológico e innovación a nivel internacional; y aplicación y comercialización de resultados de investigación.

 

El Instituto Nacional de Política Científica y Tecnológica (NISTEP) es un instituto nacional de investigación para acompañar al gobierno japonés en la formulación de políticas destinadas a promover la ciencia y la tecnología (CyT). A través de su investigación sobre políticas de ciencia, tecnología e innovación (CTI), el NISTEP contribuye al desarrollo efectivo y eficiente de políticas de CTI basadas en evidencia, que además forma a investigadores en el campo de la investigación de políticas.

 

Como puede observarse, la conformación de los organismos de ciencia y tecnología de dos de los países más avanzados del mundo, está orientado hacia la mayor representatividad y protagonismo de investigadores y académicos Por otra parte, países como Suiza, líder también en los rankings de competitividad e innovación, integran a algunos ministros de gobierno en sus organismos de ciencia y tecnología, sin embargo, el perfil de los mismos, muestra una formación y una amplia trayectoria profesional, académica y de investigación.  Aunque cada contexto es distinto, los ejemplos mencionados forman parte de lo que se denomina buenas prácticas, experiencias que, por sus resultados exitosos, son un referente en la materia.

 

Por otra parte, otra de las mayores implicaciones de la nueva Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, es la eliminación de la disposición que establecía que la Federación, estados y municipios deberían destinar al menos 1% del Producto Interno Bruto (PIB) a investigación científica y desarrollo tecnológico. En este contexto, es importante mencionar que hace mucho tiempo no se alcanza este porcentaje en el presupuesto destinado a ciencia y tecnología. Desde el 2016 se ha producido un claro decrecimiento en la inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), pero en el presente sexenio, ese decrecimiento se ha acentuado, llegando en 2023 a una proporción de tan solo el 0.19% del PIB. De cualquier forma, la disposición contenida en la ley servía como referente, el objetivo deseable. Hoy no son claros los criterios con base en los cuales se estimará el presupuesto en la materia.

 

Desde la comunidad científica, nos resta continuar fortaleciendo y liderando los espacios académicos y de investigación en los que tenemos influencia directa, porque el entorno nacional plantea más incertidumbres y ausencias que respuestas y claridad en los qué y en los cómo; más directrices y preceptos y menos liderazgos amplios, incluyentes y cercanos.

 

Dra. Maribel Castañeda Muñoz

Coordinadora del Doctorado en Liderazgo y Dirección de Instituciones de Educación Superior

maribel.castanedamu@anahuac.mx

 

https://www.nistep.go.jp/en/wp-content/uploads/2021NISTEP-EN.pdf

https://www.sbfi.admin.ch/sbfi/en/home/seri/the-state-secretary.html

https://www.mext.go.jp/en/

https://educacion.nexos.com.mx/educacion-superior-y-ciencia-en-el-ppef-2023-otra-oportunidad-perdida/