Tecnología y justicia familiar: por una pensión alimenticia justa
La justicia familiar vive un momento de transformación. Hoy, en la era digital, el acceso a herramientas tecnológicas nos permite ir más allá de la denuncia tradicional para garantizar algo esencial: el derecho de niñas, niños y adolescentes a recibir pensión alimenticia en tiempo y forma.
En México, más del 60% de los hogares con donde la mujer es responsable del hogar no recibe pensión alimenticia de manera regular, de acuerdo con cifras del INEGI. Detrás de estos números hay historias de madres que sostienen solas la economía del hogar, y de menores que ven vulnerado su derecho a un desarrollo integral.
Desde el ámbito jurídico, la tecnología se está convirtiendo en una poderosa aliada. El Registro Nacional de Deudores Alimentarios Morosos (RENADEAM), implementado tras reformas constitucionales y legales en 2023, permite identificar públicamente a quienes deben más de 90 días de pensión alimenticia. Este registro ya tiene consecuencias reales: quienes aparecen en él no pueden tramitar pasaporte, contraer matrimonio civil, ni postularse a cargos públicos.
Pero el verdadero cambio está en cómo usamos la información. Hoy, el cruce de bases de datos fiscales y bancarias con el apoyo del SAT y la CNBV permite detectar inconsistencias entre lo que un deudor declara y lo que realmente posee o gasta. La inteligencia artificial, aplicada desde juzgados familiares en varios estados, ayuda a rastrear ingresos, propiedades ocultas y movimientos financieros relevantes, lo que permite a que los deudores no evadan el cumplimiento de sus obligaciones.
Estas herramientas no solo mejoran la eficiencia judicial, sino que refuerzan un principio esencial: la responsabilidad parental no es opcional. Y en un entorno digital, la evasión ya no tiene tantas salidas.
Desde la Universidad Anáhuac, como formadores de profesionistas del Derecho comprometidos con la persona y su dignidad, reafirmamos nuestra vocación por proteger el núcleo más importante de la sociedad: la familia. Nos toca enseñar y ejercer el Derecho con sentido humano, impulsando soluciones jurídicas que respondan a los desafíos actuales con ética, innovación y sensibilidad social.
Esta no es una cruzada punitiva. Es un esfuerzo colectivo por construir una cultura de cumplimiento y corresponsabilidad, donde las herramientas digitales estén al servicio del bien común. Donde la tecnología se alíe con la justicia, y el Derecho con los valores.
Invito a mis colegas, estudiantes y operadores jurídicos a mirar estas transformaciones no con temor, sino con esperanza. Porque si usamos la tecnología con inteligencia y humanidad, estaremos más cerca de un país donde ningún niño ni niña crezca con la ausencia económica de uno de sus padres.
Hoy más que nunca, el Derecho está llamado a ser puente entre el avance tecnológico y la justicia social. Y eso empieza en las aulas, se transforma en los tribunales y se refleja en los hogares.
Por el Mtro. José Francisco De la Fuente Flores
Docente de la Escuela de Derecho
Experiencia en sector público y privado.
Co-autor de la Guía Basica para el Estudio del Derecho Civil – Generalidades y persona.