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Alimentos orgánicos, ¿una moda?

Alimentos orgánicos, ¿una moda?

En 2014 se reportó un crecimiento en el sector orgánico en México de 504% y se proyecta que continúe con, por lo menos, el 10% anual. México está registrado como uno de los 20 países que consume más alimentos orgánicos, según la marca mexicana Campo Vivo, exportando a países como Canadá y Estados Unidos.

Parece que el consumo desmedido y las prácticas de ganadería y agricultura que se han adoptado para la producción en masa de frutas, verduras y productos animales han llamado la atención de todos nosotros y, aunado al aumento de enfermedades endocrinas o cáncer, se ha levantado una especie de alerta en la población que nos ha obligado a reflexionar sobre qué comemos.

Esta alerta, sin duda, ha sido aprovechada por algunos escurridizos mercadólogos, quienes buscan vender o colocar sus productos aprovechando la preocupación de las personas por su salud, así han logrado que asociemos lo orgánico con cosas que no necesariamente tienen que ver con el concepto y generando mitos o creencias falsas, como, por ejemplo, que lo orgánico es equivalente a light, que lo orgánico no engorda o no tiene calorías, que todo lo que dice orgánico en la etiqueta sigue al 100% prácticas éticas de ganadería o agricultura e incluso que todo lo orgánico tiene que ser caro.

Empecemos por definir qué es un alimento orgánico. Según la Organic Trade Association (OTA), se denominan orgánicos los productos que son cultivados, procesados y distribuidos de modo que se respeten las siguientes reglas desde la granja hasta que el cliente lo compra:

  1. Que no contengan o se usen pesticidas, ni fertilizantes en su cultivo.
  2. Que no se realicen modificaciones genéticas artificiales al producto (es decir, no transgénicos).
  3. Que no se usen en su crianza o cultivo antibióticos ni hormonas artificiales que promuevan el crecimiento anormal del producto o animal.
  4. No al uso de saborizantes, colorantes ni conservadores.
  5. No al riego con aguas negras ni exposición a la radiación.

Los productos que respetan estos procesos no sólo dicen orgánico, sino que también tienen un sello de aprobación verde en el que se lee: “USDA ORGANIC”. Los productos orgánicos certificados tienen muchos beneficios para el medio ambiente, los productores y los consumidores. Por ejemplo, la agricultura orgánica respeta los ciclos naturales de la tierra y elimina el uso de pesticidas y fertilizantes a base de petróleo, esto reduce el impacto en la huella de carbono que hemos dejado sobre nuestro planeta y mantiene fértiles las tierras fomentando un consumo natural que respeta épocas del año (¿se acuerdan cuando teníamos que esperar a que fuera temporada de fresas o de mango? ¡Ahora hay todo el año!, lo que no es natural).

Por otra parte, la ganadería orgánica también busca criar a los animales sin hormonas sintéticas ni antibióticos, y se alimentan de pasto o comida orgánica sin pesticidas, por lo que estos elementos tóxicos y nocivos no llegan tampoco a nuestros organismos al consumir la proteína animal. Desde el punto de vista ético, los animales deben vivir fuera de jaulas y tener acceso a extensiones de tierra en donde puedan pastar libremente, lo que mejora su calidad de vida y, por lo tanto, sus niveles de estrés (y liberación de adrenalina), fuerza muscular y grado de nutrición, lo que repercute de manera evidente e innegable en la calidad de los productos.

Más que una moda, muchas personas se han acercado a investigar sobre el consumo de productos orgánicos pensando en su salud y bienestar.

Más que una moda, muchas personas se han acercado a investigar sobre el consumo de productos orgánicos pensando en su salud y bienestar. Las proyecciones indican que entre mayor sea el consumo de los pequeños productores, podrán generar lo suficiente para ir bajando los costos –que en ocasiones llegan a ser hasta tres veces más que los productos regulares–, manteniendo la calidad y la producción ética responsable con el medio ambiente.

El esfuerzo de quienes producen y consumen orgánico parte de una motivación por mejorar los métodos de producción y cambiar su estilo de vida, por lo que es muy importante estar alerta de todos aquellos productos que, por medio de información engañosa, pretenden ser orgánicos y no lo son. Si todavía no te has acercado a este tipo de productos, aquí hay algunos tips para orientarnos, puedes empezar, comprando alguno que no sea muy caro, como verduras, y sentir la diferencia. O aventurarte a cambiar los productos que contienen más hormonas y cancerígenos.

¿Sabías que?

- Los estándares de agricultura bovina orgánica señalan que las vacas deben ver el pasto verde por lo menos 1/3 de sus vidas.

- Los transgénicos o GMOs no pueden estar etiquetados como alimento orgánico, todos los alimentos orgánicos son por definición libres de GMO.

- La agricultura orgánica también busca reducir los riesgos de salud derivados del uso de pesticidas y la exposición constante a químicos tóxicos tanto para los agricultores como para los consumidores.

- Las cosechas orgánicas de fresas tienen hasta 69% más niveles de antioxidantes que las no orgánicas.

- La carne y los lácteos orgánicos tienen hasta 50% más omega 3 que los no orgánicos.

- La agricultura orgánica promueve e incrementa la diversidad de especies en un ecosistema hasta en 30%.

Foto: PEXELS