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La Ciudad de México es un territorio marcado por una increíble historia, macerada al pasar de los siglos, y una bullente vida urbana, en donde convive el recuerdo y la modernidad. Uno de estos espacios, en donde se puede respirar el aire del siglo XIX, conviviendo con la ciudadanía moderna, es la Alameda de Santa María La Ribera, un espacio en donde los vecinos de la colonia del mismo nombre, así como los amantes de la ciudad, se reúnen para descansar y encontrar razones para disfrutar del ocio.
La colonia Santa María La Ribera es una que reboza de historia, al ser una de las primeras colonias modernas de la ciudad, que nació en años posteriores a la Reforma, gracias a varios decretos y leyes, que permitieron que la ciudad se “desbordara”, por utilizar un término que describe plenamente el crecimiento urbano. Tras ser parte de la Hacienda de la Teja, específicamente el rancho de Santa María la Ribera, convivió con zonas de amplia variedad forestal, por lo que sus calles llevan nombres como Fresno, Sabino o Ciprés, corriendo de norte a sur, mientras que las calles que van de oriente a poniente llevan nombres de flores. La zona sur presenta otra variedad de nombres en sus calles, hacen honor a grandes literatos mexicanos, como son Eligio Ancona, Salvador Días Mirón o Amado Nervo.
La colonia Santa María La Ribera es una que reboza de historia, al ser una de las primeras colonias modernas de la ciudad, que nació en años posteriores a la Reforma
En el corazón de la colonia, y adornando como una gran joya la Alameda se encuentra el Quiosco Morisco, una de las piezas arquitectónicas de mayor belleza de la ciudad, a la vez que rodeada de una exquisita historia, y una que otra leyenda que la hace más atractiva. Este quiosco, que fue diseñado y construido por el ingeniero José Ramón Ibarrola, se creó para ser el Pabellón de México en la Exposición Universal de 1884-1885, y en la Feria de San Luis Missouri de 1904. En su diseño destacan los motivos arabescos, por lo que recibe el nombre de morisco, evidente en sus arcos y diseños que recuerdan la arquitectura mora. Años después, una vez cumplido su objetivo, el quiosco fue instalado en la Alameda Central, en donde la clase alta de la sociedad porfiriana se reunía y convivía, e incluso era el lugar idóneo para realizar sorteos de la Lotería Nacional. Un testimonio de esta época es el hermoso mural de Diego Rivera Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, en donde podemos admirar los principales episodios y personajes de la vida de nuestro país, reunidos en un ambiente onírico y casi fantástico, de mano del talentoso muralista.
Cuando Porfirio Díaz ordenó la construcción del Hemiciclo a Juárez, el quiosco fue trasladado a su ubicación actual, llenando de belleza un espacio de la ciudad de por si mágico, y convirtiéndose en punto de reunión de los vecinos de la colonia, en donde, aún hoy día, podemos encontrar una vibrante vida ciudadana, ya sea paseando, disfrutando un helado, paseando con perros o disfrutando una clase de baile en grupo, de mano de los mismos vecinos. La zona se encuentra también llena de cafés, agradables restaurantes y casas de cultura, además de albergar amplios espacios que, a su vez, gozan de una maravillosa historia, como la Casa de los Mascarones, el Museo Universitario del Chopo o el Museo de Geología de la UNAM.
La colonia Santa María la Ribera es uno de esos espacios que atestiguan el paso del tiempo y el crecimiento de nuestra ciudadanía en cada uno de sus rincones, ya sea en sus edificios de estilo francés, que evocan el espíritu de don Porfirio Díaz, alternando con la modernidad de sus nuevos espacios, a la vez que se puede convivir con los vecinos y visitantes a la zona. Recorrer cada uno de sus esquinas, pasando por las casas de quienes formaran el ambiente artístico y cultural de los siglos XIX y XX, encontrar hermosas esculturas evocando nuestro sentimiento nacional, o simplemente pasear alrededor del hermoso Quiosco Morisco son momentos que llenan de orgullo a cualquier habitante de esta hermosa ciudad, la cual ha sido llamada, con toda verdad, la Ciudad de los Palacios.
