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¿Para qué sirven las bibliotecas?

El mundo de la bibliotecología (y, por ende, el de las bibliotecas) se ha sofisticado y profesionalizado radicalmente. Hoy día las bibliotecas son mucho más que meros repositorios de libros, son espacios especializados de conservación y difusión que cuentan con múltiples recursos para enriquecer la experiencia del usuario.

Ciertamente, la aparición de los libros electrónicos podría interpretarse como una amenaza a los libros físicos y a las bibliotecas. En realidad, cuanto más tiempo pasa, más claro resulta que el libro electrónico tiene su utilidad y su mercado propio. Sin embargo, los libros físicos son verdaderamente el legado de cara al futuro y las bibliotecas son sus custodios. El libro físico tiene una versatilidad de la que carece cualquier medio electrónico: el hecho de hojear (¡y de ojear!) un libro, de la primera a la última página en un momento es algo que no se puede hacer con las ediciones digitales.

La sociedad requiere de bibliotecas, pues existen verdaderos tesoros a la disposición del público que, de otro modo, sería imposible tener a la mano. La cantidad de libros publicados físicamente a lo largo de la historia supera inmensamente la disponibilidad de textos electrónicos. De este modo, si se quiere conocer seriamente algún fenómeno, no hay mejor lugar que las bibliotecas. En los libros reposa la memoria de la humanidad, siempre a nuestro alcance.

Acaso todavía más importante. Bien dice un autor que un buen libro nos lleva a otros buenos libros. En efecto, leer es adentrarse en la red del conocimiento, de los autores, de los temas, de los géneros, de un texto que lleva a otro. Las bibliotecas nos permiten acceder a este enorme cúmulo de experiencias y de sabiduría.

Una sugerencia para nuestros lectores, para hacer todavía mejor la experiencia vital de la biblioteca: soliciten la credencial de usuario y hagan uso de la misma. Por este sencillo medio encontraremos, en algunas ocasiones, obras dignas de ser adquiridas para nuestra biblioteca personal y, en otros casos, podremos leer obras únicas que no han sido reeditadas, pero que las bibliotecas preservan para cada uno de nosotros.

¡Feliz lectura!