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Home-office, ¿una respuesta pasajera?

Home-office

El famoso empresario John D. Rockefeller decía “siempre he tratado de convertir un desastre en una oportunidad” y la contingencia sanitaria por el COVID-19 nos presenta un gran reto a nivel global en todos los ámbitos. Posiblemente cambie no sólo la forma de hacer negocios sino la manera en la que trabajamos. 

¿Qué pasará en el mundo laboral una vez que regresemos a la normalidad? Richard Nixon señalaba que “la parte más sencilla en una situación de crisis es el momento de combatirla y la parte más peligrosa es el desenlace”. ¿Cómo lograremos canalizar las mejores prácticas obtenidas como respuesta a la pandemia?

Desde hace años, la generación millennial ha impulsado la idea de romper con esquemas rígidos en materia laboral y conseguir una mejor calidad de vida al privilegiar trabajos que permitan tener una mayor salud física y emocional frente a aquellos que garantizan un mejor salario. ¿Cómo la han hecho algunos de ellos? Enfocando su esfuerzo en crear compañías o promover iniciativas dentro de las empresas orientadas al mejor uso de las tecnologías de la información. Ello ha servido para dar respuesta casi inmediata a la necesidad del aislamiento social y no detener al 100% la economía nacional. Indudablemente, sectores como la banca estaban preparados para hacerle frente a las necesidades de sus usuarios: 16 millones de mexicanos ya utilizaban servicios financieros vía digital y con la pandemia muchos de ellos han empezado a incorporarse. El pago de nómina, depósitos en cuentas propias o de terceros, pago de servicios o el cumplimiento de contribuciones siguieron su curso sin mayores contratiempos.

Los supermercados, muchas comercializadoras de food-delivery, compañías de mensajería y paquetería o vendedores vía electrónica han visto como sus transacciones son exponenciadas y que su inversión en servicios personalizados gracias a redes sociales y otras plataformas están dando grandes frutos. Sin embargo, otras empresas vieron, por primera vez con seriedad, los enormes beneficios que podrían obtener gracias al trabajo vía remota. Mayor productividad, menos estrés laboral, un incremento en la calidad de vida, un medio ambiente menos contaminado y la incorporación de adultos mayores o mujeres son algunas de sus ventajas. Y aún más, ante la disyuntiva de disminuir costos para poder afrontar un cambio en los hábitos de los consumidores, las empresas deberán analizar después de este “gran ensayo” cuáles áreas podrían trabajar a distancia.   

¿Todos podremos incorporarnos al home-office? Según datos oficiales, en México hay 74.3 millones de usuarios de internet. La única limitante será el giro del negocio para identificar si es viable hacer uso de esta modalidad de trabajo desde casa.

¿Uno de los sectores que más necesitarían reflexionar sobre las ventajas? El área que, lamentablemente ha demostrado un rezago significativo, es el de impartición de justicia. Jean de la Bruyere mencionaba que “una cualidad de la justicia es hacerla pronto y sin dilaciones; hacerla esperar es injusticia”. Por desgracia, los juzgados y tribunales no sólo han decidido cerrar sus instalaciones, sino que han dejado en indefensión a muchos ciudadanos ya que no contaban con la implementación tecnológica necesaria para seguir trabajando a distancia.

 ¿Una respuesta pasajera? Probablemente, una de las “revoluciones” tras la epidemia del Coronavirus será una mayor digitalización de la sociedad y, con ello, la consolidación del home-office.

Dra. Laura Coronado Contreras, investigadora de la Universidad Anáhuac México, Facultad de Estudios Globales. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1, en el área V (Ciencias sociales).
 

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