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Chipre, una herida abierta

La cuestión no resuelta de Chipre es un artículo escrito por la doctora Yael Siman, la doctora Hilly Moodrick-Even Khen y el doctor Stéphan Sberro, publicado en Foreing Affairs Latinoamérica. La doctora Yael Siman es titular de la Cátedra AG Leventis en Estudios de Chipre en la Facultad de Estudios Globales de nuestra universidad. Entre sus líneas de investigación se encuentran los conflictos territoriales, la paz y los derechos humanos. 

El artículo hace un breve recorrido histórico sobre la isla mediterránea que hoy en día, aun dentro de la Unión Europea, enfrenta rivalidad entre dos comunidades con sus respectivos protectores, Grecia y Turquía.

En 1923 Turquía renunció a todos sus derechos sobre Chipre, posteriormente, en 1925 Chipre fue declarada colonia de la corona inglesa. Los ingleses por su parte, esperaban neutralizar las demandas nacionalistas de los grecochipriotas y garantizar la división de las comunidades. El 16 de agosto de 1960 se creó la República de Chipre, luego de una lucha nacionalista en contra del colonialismo inglés, una rebelión que más que la independencia buscaba la enosis; sin embargo, los turcochipriotas se oponían a ella, y en su lugar, buscaban taksim o partición étnica. Así bien, los turcochipriotas se unieron a la policía auxiliar inglesa, formando un grupo militar por pequeños bandos armados, conocido como Organización de Resistencia Turca, que defendía la “purificación étnica”, exigía que los turcochipriotas cesaran todo intercambio comercial con los grecochipriotas y castigaba a quienes hablaban griego.

Chipre

En 1960 la ONU decidió intervenir en el conflicto y en 1974 cuando casi se había llegado a un acuerdo, Grecia dio un golpe de Estado que sirvió como justificación para la invasión militar turca, invasión que provocó un intercambio masivo y forzado de poblaciones y que ha sido considerado como “división” o “limpieza étnica”. Los grecochipriotas describen su experiencia como un desplazamiento forzado, en tanto que Turquía y los turcochipriotas sostienen que los grecochipriotas escaparon de la isla como consecuencia de la guerra. Se estima que entre 180 000 y 200 000 grecochipriotas fueron obligados a trasladarse del norte al sur, en tanto que entre 55 000 y 80 000 turcochipriotas tuvieron que dejar sus hogares en el sur de la isla para trasladarse al norte. Desde entonces la línea de cese al fuego, conocida como Línea Verde ha separado a la isla en dos naciones étnicas, y a los desplazados se les ha negado el derecho de volver a sus hogares.

La invasión militar turca provocó una división étnica en la que cabe señalar que si bien, no se habla de la intención de una destrucción física sino de una expulsión de un grupo, que no es condición suficiente para hablar de genocidio, sí implica al menos la violación grave de derechos humanos. Del mismo modo, dada la deportación o transferencia forzada, los grecochipriotas desplazados se consideran a sí mismos refugiados, puesto que estando en su propio país no les es permitido regresar a sus hogares, sufriendo las mismas condiciones que un refugiado.

Actualmente, aun cuando Chipre se ha adherido a la Unión Europea desde el 2004 y la ONU ha intentado intervenir en la resolución del conflicto que caracteriza a la isla, las intervenciones extranjeras obstaculizan las salidas y promueven que el conflicto siga irresuelto.