Jornada Mundial del Enfermo 2021: cada enfermedad tiene un rostro

La Dra. María de los Ríos, investigadora de la Facultad de Bioética, nos comparte un interesante artículo sobre la Jornada Mundial del Enfermo.

 
La Dra. María Elizabeth de los Ríos Uriarte, profesora e investigadora de la Facultad de Bioética de nuestra Universidad Anáhuac México, nos comparte un interesante artículo y reflexión sobre la Jornada Mundial del Enfermo 2021.

Jornada Mundial del Enfermo 2021: cada enfermedad tiene un rostro

En el mensaje que dirige el Santo Padre este año en torno a la Jornada Mundial del Enfermo, aparece con claridad la urgencia de re-pensar la enfermedad siempre a partir del enfermo, en otras palabras, a pensar que toda enfermedad tiene un rostro y un nombre concreto.

Si pensamos en la enfermedad únicamente en cuanto a su sintomatología y tratamiento corremos el riesgo de perder de vista que la atención médica sólo adquiere su pleno sentido cuando se supera la barrera técnica y se construye una relación médico-paciente donde se busca, por un lado, curar o reestablecer la salud y, por el otro, entablar una relación de crecimiento mutuo entre personas.

La parábola del buen samaritano, tan presente siempre en el pensamiento del Papa y lugar de inspiración para su última encíclica Fratelli Tutti brinda pistas para construir esta relación con el enfermo donde se recupera su rostro y se trasciende todo diagnóstico.

Pasar de la indiferencia al compromiso, de la ceguera a la empatía, no sólo de cargar al enfermo si no de encargarse de él, es la invitación central de este mensaje y de esta Jornada Mundial del Enfermo 2021.

La enfermedad aísla, no sólo por el dolor y la angustia que despierta, sino por la lejanía e incomprensión de los otros, incluso, a veces, de la propia familia; pero, por otro lado, en esa soledad del mundo, la enfermedad nos abre a la intimidad con Dios y permite el encuentro profundo con un Dios lejano de la hipocresía y de la falsedad y cercano al sufrimiento y a la vulnerabilidad humana.

Este encuentro que sucede en la intimidad asoma un rostro concreto en la enfermedad, de tal manera que no es ya una condición la que se trata si no una persona con un nombre y apellido, con unas circunstancias concretas y con una historia singular y única. Así, la enfermedad que antes cuestionaba el sentido de la propia existencia, deviene posibilidad y ámbito para el encuentro entre personas y en ese encuentro, se realiza un pacto que permite un caminar en comunidad.

No olvidemos el llamado a la solidaridad fraterna que nos hace el Papa y que hunde sus raíces en el Evangelio. Esa solidaridad que no conoce de fronteras ni de favoritismos, si no que extiende sus brazos para acoger al hermano débil y caído a un costado del camino.

La solidaridad, si no está fundada en el servicio, no es tal. El servicio a los demás y no a las ideologías nos sitúa de cara al hermano y, más particularmente, de frente al hermano enfermo que nos reclama una atención solícita más a que a su cuerpo doliente, a su dignidad como persona.

Importante resulta también recordar y enfatizar que, cuando entramos en el horizonte del rostro humano de la enfermedad, ésta no es ni un castigo ni una condena como a veces se ha querido entender; es, más bien, un misterio que nos abre a la dimensión trascendente del amor encarnado y del sufrimiento como oblación.

En este momento de la historia, con tantos enfermos de COVID-19, pensar en nombres más que en números, involucrarnos con su dolor y con su agonía y saber acompañar, aún en la distancia, representan una exigencia ética y moral de la que difícilmente podemos escapar.

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La Dra. María Elizabeth de los Ríos Uriarte es Maestra en Bioética y Doctora en Filosofía, Técnico en Urgencias Médicas (TUM) por Iberomed A.C. y scholar research de la Cátedra UNESCO en Bioética y Derechos Humanos. Es además Miembro de la American Society for Bioethics and Humanities, del Colegio de Profesionistas posgraduados en Bioética de México, de la Academia Nacional Mexicana de Bioética y Miembro de número de la Academia Mexicana para el Diálogo Ciencia-Fe.

Ha impartido clases en niveles de licenciatura y posgrado en diversas universidades y ha participado en distintos congresos nacionales e internacionales de Filosofía y Bioética. Actualmente es profesora y titular de la Cátedra de Bioética Clínica de la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac México.