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La academia como factor de cambio en la sociedad



Guillermo Kohn Espinosa[*]Me pareció una extraordinaria idea celebrar los 25 números de entresaberes mediante una reflexión en torno al impacto y la responsabilidad que tiene la academia en nuestra sociedad, particularmente en el área de los derechos fundamentales. Sin duda esta revista electrónica es un logro más del Centro Anáhuac Sur en Derechos Humanos y un grano de arena en la construcción del país al que aspiramos, por lo que previo a cualquier cosa me gustaría felicitar a la Universidad de la que soy orgullosamente egresado por este logro tan importante. Desde que era un estudiante en la Facultad de Derecho comprendí la importancia del debate y la reflexión en las diversas áreas del conocimiento; pues me di cuenta de que si como alumnos o incluso maestros nos limitábamos a repetir maquinalmente información, estábamos destinados probablemente no a fracasar en un contexto escolar o profesional —lamentablemente—, pero sí a quedar estancados intelectualmente y a ser incapaces aportar soluciones novedosas y creativas a los problemas que tanto aquejan a nuestra sociedad. Así, en cada oportunidad que tuve me manifesté en contra de la enseñanza a partir de dogmas e impulsé una educación basada en el contraste de ideas —incluso aquellas impopulares o contrarias a nuestras creencias— y la solución práctica de problemas, postura que sorprendentemente —o no— encontró innumerables enemigos. La academia en México y en cualquier país del mundo cumple, desde mi óptica, dicho objetivo. La existencia de libros, revistas, conferencias y debates permite precisamente que cada uno de nosotros —en el ámbito de nuestro conocimiento— podamos expresar nuestros puntos de vista, reflexiones y líneas de pensamiento, y estos puedan ser contrastados entre sí. Sin embargo, no basta la simple existencia de dicho espacio para lograr el propósito antes descrito, sino que resulta indispensable que le mismo sea libre, serio y sobre todo responsable, es decir, la academia no puede estar sujeta y/o cerrada a una determinada ideología, partido o peor aún, intereses personales o económicos. Estoy convencido de que una academia sana, seria y libre es el factor de cambio que nuestra lastimada sociedad pide a gritos, pues es un espacio en el que se gestarán las soluciones a los mayores problemas que nos afectan como sociedad, particularmente en un área tan sensible como lo es la de los derechos fundamentales. En consecuencia, considero que es responsabilidad de quienes participamos en mayor o menor medida en este espacio asegurar su independencia y calidad, de forma que se convierta —como he señalado— en un factor de cambio y no en una agenda que persiga intereses políticos, religiosos o individuales. En efecto, es necesario abrir las ventanas para dejar salir la corrupción y la cerrazón, abriendo nuestras mentes a nuevas ideas y opiniones que permitan resolver los problemas que los viejos dogmas no han sabido resolver. Sin duda el Centro Anáhuac Sur en Derechos Humanos se encuentra en el camino correcto para lograr estos objetivos. gkohne90@gmail.com [*] Licenciado en Derecho por la Universidad Anáhuac México Sur, alumno de segundo año dentro de la Maestría en Derecho Procesal Constitucional en la Universidad Panamericana y auxiliar en la Ponencia del Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea dentro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 


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joseantonio.delanda@anahuac.mx