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Una constitución útil



Mtro. Luis Enrique Pereda TrejoFinalmente los habitantes de la Capital del país y sede de los poderes de la Unión tendremos nuestra propia constitución política. Lo que por décadas fue una demanda ciudadana en febrero de 2017 será una realidad. Pero hay que esperarla (y construirla) con templanza para que nuestra generación no viva el desencanto que Enrique Krause hoy identifica en su generación respecto los limitados beneficios que la democracia electoral ha traído en materia de calidad de vida para los mexicanos.Con frecuencia se decía que los chilangos éramos ciudadanos de segunda en razón de que hasta antes de 1997 no podíamos votar por nuestras autoridades locales y hasta antes de la reciente reforma del 29 de enero de 2016 nuestra Asamblea Legislativa no tenía voz -y mucho menos voto- en las reformas, derogaciones y adiciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), entre otras limitaciones. En lo personal no compartí tal argumento. Nunca me he considerado un ciudadano de segunda, sin embargo sí estoy cierto que a los habitantes de la Ciudad de México (CDMX) nos hace falta un catálogo de derechos políticos accesible a más personas, un mejor esquema de rendición de cuentas para nuestras autoridades, mecanismos efectivos de participación ciudadana y un nuevo entendimiento del pacto fiscal con la federación, entre otras cosas.Claramente los ciudadanos "de a pie" no estábamos en la mente de los legisladores cuando redactaron la reforma política de la CDMX. Dos botones de muestra de la veracidad de esta afirmación son la integración "mixta" de nuestra Asamblea Constituyente (¿a título de qué los titulares del ejecutivo federal y local pueden designar diputados constituyentes?) y las casi 74 mil firmas requeridas para ser candidato(a) independiente, logrando que solo compitan 8 personas por la vía independiente; sin embargo tenemos la obligación de hacerla nuestra la reforma constitucional y de empoderarnos a través de ella.El próximo 5 de junio los habitantes de la Ciudad de México tendremos la oportunidad de exigir, a través de nuestro voto, redacciones racionales y razonables para atemperar y corregir los excesos y deficiencias de una relación gobernante - gobernado que ha ido del autoritarismo más vertical al clientelismo más ramplón. Revocación de mandato, iniciativa ciudadana con requisitos más sensatos que aquellos establecidos por la fracción IV del artículo 71 de la CPEUM, regulación de las marchas, dignificación del uso del espacio público, participaciones fiscales, parlamento abierto y un muy largo etcétera deberían de ser los componentes de la discusión legislativa de la Constitución de la CDMX.¿Como habitante de la CDMX qué cosas espero de la nueva Constitución? Simplemente que sea una constitución moderna, diseñada bajo la óptica del nuevo constitucionalismo, aquel nacido junto con la Décima Época de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que tenga una conciencia de la preminencia de los derechos humanos y el principio pro persona dentro del ordenamiento jurídico mexicano. Que sea un ordenamiento jurídico que ponga al ciudadano como figura central del servicio público y la representación política. Que establezca las bases de un esquema de rendición de cuentas administrativas, penales y políticas para los funcionarios públicos que sea claro y eficaz.  ¿Qué cosas no me gustaría que sea la nueva constitución? Hago votos -y así votaré- porque la redacción final no sea el resultado de ocurrencias políticas negociadas e intercambiadas bajo exclusivo interés de los partidos políticos. Tampoco quiero que sea un texto jurídico urdido con una lógica proselitista trasnochada y adoctrinada en discusiones farragosas. Es decir, deseo que sea una constitución ligera y entendible, de pocas páginas y que se concentre únicamente en el establecimiento de los puntos estructurales de un edificio político moderno, transparente y funcional, que deje para las leyes secundarias las normas procesales y para las plataformas políticas las cuestiones programáticas.¿Es difícil conseguir una constitución como la aquí planteada? Yo creo que no. La dificultad estará en que los diputados constituyentes venzan la tentación de pasar a la historia como los adalides del punto y coma, el paréntesis y las fracciones misceláneas y se concentren en los enunciados jurídicos que den vida a los principios de justica, dignidad, equidad, economía, igualdad, transparencia y rendición de cuentas.  


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