Procrastinar es sinónimo de flojera, no tienes suficiente voluntad y además gestionas mal el tiempo, es fácil, sólo tienes que organizarte y motivarte.
Pero, ¿y si te dijera que posponer tareas importantes no es un defecto, sino una forma elegante, casi artística, de lidiar con el deseo, la culpa y la angustia? Sí, ya sé, suena rebuscado y parece que estoy romantizando el tema. Pero vamos a desmenuzarlo con calma, porque yo también pospongo.