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El turismo europeo tras la pandemia del COVID-19



El turismo europeo tras la pandemia del COVID-19

¿Cómo viven las líneas aéreas la pandemia? ¿Cómo se ha afectado el turismo europeo? Nuestra egresada Alexandra Nassall comparte con la comunidad universitaria su experiencia desde Lufthansa Group.


Nuestra egresada Alexandra Nassall de Pabst (Administración Turística, gen. ‘97) compartió con la comunidad universitaria su experiencia del nuevo coronavirus (COVID-19) en el turismo europeo.

 

El turismo europeo tras la pandemia del COVID-19

Todo empezó con la noticia en la televisión alemana sobre un nuevo virus en China.  Al principio, se decía que no era peligroso ni de qué alarmarse.  Poco a poco las noticias se volvían más alarmantes, hasta que un día se anunció el completo aislamiento de la región hacia el resto del mundo.

A partir de esto, diferentes países tomaron medidas de protección y eso incluyó restricciones sobre la entrada para turistas. En marzo, Italia, marcado por la explosión de contagios de este virus, fue el primer país europeo en cerrar sus fronteras. Solo a nacionales italianos o con permiso de residencia italiana se les permitía la entrada. Le siguieron día a día más países que cerraban sus fronteras, a veces con tan poco tiempo y notificación que pasajeros en tránsito quedaron atrapados en un aeropuerto, algunos sin poder regresar al país donde comenzaron su viaje ni poder ir al país de destino.

Para las líneas aéreas eso se convertía día a día en una verdadera pesadilla, y era casi imposible el poder reaccionar y encontrar una solución a tiempo.  Siendo a veces la única salida el realizar una llamada a Consulados y Embajadas de las diferentes nacionalidades para poder encontrar una solución. Ese fue el inicio de los vuelos de repatriación que algunos países organizaron.

Lufthansa Group realizó más de 360 vuelos de repatriación, regresando a más de 100 mil ciudadanos europeos a sus respectivos países. Este tipo de vuelos aún se llevaron a cabo hasta finales del pasado mes de mayo.

La Unión Europea decidió en un principio no cerrar sus fronteras. Esta decisión fue criticada, sin embargo, al final fue aceptada, ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el cerrar las fronteras solo tiene un mínimo efecto en evitar que el virus se siga esparciendo. Como resultado de todas las restricciones mundiales, la Unión Europea decidió a mitad de marzo cerrar sus fronteras, excepto para residentes de estos países, con la meta de permitir regresar a miles de ciudadanos europeos a sus respectivos países.

Solo se aplicó una excepción para nacionales y residentes de Suiza y Gran Bretaña. El requisito para poder entrar a la Unión Europea es el ser nacional o residente de un país que forma parte del tratado Schengen, tener un vuelo inmediato al país de residencia o tener una razón justificada y llevar los respectivos documentos.

La situación se fue agravando día a día cuando empezaron a establecerse restricciones que no solo afectaban el número y frecuencia de vuelos entre diferentes países, sino también el cierre de hoteles y restaurantes, y los diferentes confinamientos a través de toda Europa.

Lufthansa, la línea aérea alemana considerada una de las más grandes de Europa, junto con las líneas aéreas que pertenecen al Lufthansa Group (Austrian Airways, Swiss, Brussels Airlines, Eurowings y Air Dolomiti) redujeron su plan de vuelos drásticamente. Esta situación se agravó no solo para Lufthansa, sino para todas las líneas aéreas alrededor del mundo, convirtiéndose en una crisis para este sector nunca antes vista.

Turismo europeo

Para finales de marzo, 700 de los en 760 aviones del Lufthansa Group se encontraban en tierra, y dos tercios de los empleados de las diversas aerolíneas hacían home office o jornadas reducidas, manteniendo así solo un 5% del plan de vuelos normal.

Sin ayuda de los diferentes gobiernos, muchas de estas líneas aéreas no podrán sobrevivir esta dramática situación. Los aeropuertos también sufren: el aeropuerto de Frankfurt am Main prepara a sus 22 mil empleados a enfrentar la posibilidad de desempleo masivo, y el pronóstico del aeropuerto es que sería un resultado positivo si para noviembre o diciembre creciera de 30 a 35% el número de pasajeros comparado con el 2019.  

El portal de reservas Amadeus informó que después del brote de COVID-19, hubo una ola impresionante de cancelaciones de viajes. La pérdida es casi del 60%, ya que el transporte aéreo internacional de pasajeros llegó a detenerse casi completamente. Al respecto, Amadeus pronostica con optimismo para el 2020 apenas un 48% del volumen total de reservas hechas en 2019, es decir, se especula que no se alcanzará ni la mitad del volumen de reservas alcanzado en 2019.

Lo más difícil no es el detener toda una industria o el desarrollo de la economía mundial. El problema es encontrar el punto óptimo para reanudar el motor para que la situación salga de la crisis y se convierta en una nueva oportunidad.

¿Qué tipo de ayuda se requiere? ¿Qué medidas se pueden realizar? ¿Cuándo es el mejor momento y el óptimo para poder reanudar? Hay diferentes tipos de ayuda: créditos con bajos o sin interés, ayuda inicial, bajar impuestos para ciertos ramos, pero todo implica deudas para quienes reciban esta ayuda. Ahora es el turno de los expertos y los diferentes gobiernos de buscar una solución.   

Un panorama más difícil se les presenta a las diferentes líneas aéreas. Hay gobiernos que dan ayuda en montos de miles de millones de dólares o euros.  Complicado es para las líneas que forman grupos o alianzas, como en el caso de Lufthansa Group o British Airways/KLM, donde se tiene que pedir ayuda no solo en un país (ayuda que está atada a condiciones específicas sobre cómo se ha de utilizar la ayuda financiera), pues no solo se tiene que negociar sobre el monto de la ayuda, sino también encontrar la balanza entre el futuro de una línea aérea y los empleos que esto significa, además de los diferentes intereses de cada país.  

Después de los confinamientos, el cierre de industrias y el que la vida social casi llegó a no existir, empieza esta búsqueda a una salida… nada fácil.  Y menos si es la búsqueda de opciones, soluciones y compromisos no solo nacionales, sino internacionales.

La Unión Europea ha decidió ir reabriendo sus fronteras poco a poco y solo dentro de esta zona. El pasado 15 de mayo se abrieron las fronteras entre Luxemburgo y Alemania, y a partir del próximo 15 de junio se abrirán las fronteras entre Suiza, Austria, Francia y Alemania.  España aún tiene que decidir si habrá una restricción de 14 días de cuarentena a quienes viajen a territorios españoles, pero una muy criticada decisión es que solo quiere permitir la apertura de cinco aeropuertos.

Poco a poco se ha ido retomando una nueva realidad. Ya no hay un confinamiento total, hay que seguir las reglas de higiene, el uso de tapabocas en lugares públicos y mantener una distancia de mínimo 1.5 metros.

En Europa, después de muchas protestas, se les ha permitido a los hoteles, Spas y restaurantes poder reabrir sus puertas, siempre y cuando se cumplan con ciertos requisitos.    

Para un restaurante esto significa que solo se aceptan reservas, el cliente tiene que usar tapabocas hasta que se le haya tomado la orden y tiene que dejar sus datos en caso de que se requiera; los empleados tienen que usar guantes y tapabocas, las mesas están puestas de una manera que se mantenga la distancia entre ellas, la oferta de alimentos es reducida al igual que el horario de servicio; se promueve el pagar con tarjeta de manera que no haya contacto, y al final, una vez que se haya ido el cliente, se desinfectan mesas y sillas.

Para un hotel, las medidas a seguir son aún más complicadas. La llegada y salida se procurará hacerse de manera digital y/o lo menos complicada que se pueda, el uso de desinfectantes se pone en lugares estratégicos, el uso de tapabocas en zonas públicas, el desayuno no será en forma de buffet, sino que se llevará a las mesas; si el hotel tiene un aérea de gastronomía, solo será posible hacer uso de ella si se tiene una reserva y uno será llevado a su mesa, y hay un porte de 1,50 euros a causa de las diferentes medidas de higiene a seguir.

Pero, ¿qué implica esto para el ramo del transporte aéreo? Las primeras medidas que se tomaron fueron el abordar y desabordar en pequeños grupos, es solo llevar un equipaje de mano, sin importar que se permitiera más según la clase en la que se viaja, el servicio a bordo se redujo al mínimo y todo estaba empacado, el personal a bordo usa el tapabocas, al igual que los pasajeros, aunque hay líneas áreas en el que el uso de tapabocas es obligatorio, así como dejar un asiento libre entre los pasajeros. Sin embargo, esta última medida es poco productiva y se ha descartado su uso en un futuro.   

Después de esta epidemia, la manera de viajar cambiará, así como cambió después de los diferentes atentados (09/11, Londres y Madrid), se volverá parte de nuestra rutina el viajar bajo ciertos requisitos. ¿Por cuánto tiempo? Nadie lo sabe, y se pronostica que esta nueva realidad nos seguirá un par de años. Pero de algo sí se puede estar seguro: nada será como antes.

Así que esta es la oportunidad de ser innovadores, de sacar lo mejor de esta situación y de este desafío.

Lufthansa Group ha tomado varias medidas: el uso de la tecnología como el Internet y apps para realizar la facturación, el abordar y desbordar un avión en pequeños grupos con intervalos de 15 minutos para evitar una aglomeración (ya sea al entrar y sentarse en el avión, como al llegar al destino), y así evitar largas filas en el control de aduana y en la salida de equipaje. Donde sea posible, se dejará un asiento libre para poder seguir manteniendo una distancia y el servicio abordo es reducido a lo mínimo.

Tomando el desafío de cómo poder regresar a operar, a partir de junio, Lufthansa, Swiss y Eurowings aumentarán su oferta en conjunto de un promedio de unos 200 vuelos semanales a mil 800 vuelos a 130 destinos.  

Aun cuando todavía hay muchas restricciones en cuanto a la entrada para turistas en distintos países al rededor del mundo, también se han tomado en cuenta las diferentes medidas realizadas, permitiendo el poder hacer viajes de placer y el pensar en el futuro para poder adaptarse a la posible demanda a corto y mediano plazo. Lufthansa, Eurowings, Swiss y Edelweiss han realizado encuestas en sus diferentes plataformas de comunicación (Internet y apps) para descubrir qué tipo de oferta es la que se podría ofrecer, considerando todos los aspectos necesarios.

Así trata una industria, que ha sido afectada gravemente y en donde muchos de los empleos directos e indirectos están en juego, de prepararse lo mejor posible, de una manera dinámica e innovadora, para un nuevo futuro, para una nueva realidad.

*Alexandra Nassall de Pabst es egresada de la Licenciatura en Administración Turística (gen. ‘97) de nuestra Universidad Anáhuac México, y se desempeña en Lufthansa como Service Coordinator Ticket Sales & Transferservices y como Hotel Management Frankfurt Irregularity Layover en la misma compañía aérea.

Turismo europeo

 

Más información:
Facultad de Turismo y Gastronomía
Mtra. Verónica Palavicini Palafox
veronica.palavicini@anahuac.mx