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Alumna de Ingeniería Mecatrónica enfoca proyecto de robótica para el apoyo de niños con autismo
NAO

A través “Maximiliano y la Robótica Social”, Daniela Araujo aplica sus conocimientos a un proyecto de impacto social utilizando el robot humanoide NAO.

Con el proyecto de investigación “Maximiliano y la Robótica Social”, liderado por la alumna Daniela Araujo Salgado (8º semestre de Ingeniería Mecatrónica), con la asesoría de la Mtra. Isabel Lascurain, se enfocó en la robótica para apoyar el desarrollo de actividades para niños con diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista (TEA).

El objetivo de la estudiante de nuestra Facultad de Ingeniería Campus Sur es mejorar las habilidades sociales, del lenguaje y calidad de vida en general de este sector de la población. Lo anterior se logra mediante actividades que le permitan al niño interactuar con el robot humanoide NAO mientras desarrolla una mente más flexible, que le permita mejorar los aspectos antes mencionados.

Cabe mencionar que otras universidades alrededor del mundo tienen líneas de investigación similares, sin embargo, no hay un proyecto de esta índole en México.

Hasta la fecha se ha logrado trabajar con el robot humanoide NAO para desarrollar actividades que ayuden a los niños con diagnóstico de TEA a poder mejorar sus habilidades sociales y de lenguaje.

Cabe señalar que se desarrollaron y programaron dos actividades, una enfocada al desarrollo de habilidades de lenguaje y otra orientado al desarrollo motriz. Para la primera, se hicieron nueve tarjetas con imágenes de colores, animales y partes de la cabeza.

Esta actividad se ha desarrollado junto al Domus Instituto de Autismo A.C. en donde brindan atención a niños y adultos con TEA, por lo que se ha tenido la oportunidad de trabajar con los especialistas en este tipo de terapias para que las acciones tengan el mayor impacto posible.

La segunda actividad está enfocada en desarrollo motriz de los niños y consiste en que este replique los movimientos del robot. En ambas terapias se busca que el robot sea una herramienta de apoyo para el terapeuta y se maximice el efecto de las mismas, así como que el especialista pueda también interactuar con los androides.

El desarrollo de las actividades implica un alto reto tecnológico en el ramo de la programación, puesto que el robot debe ser completamente independiente una vez que inicia la terapia, además de que las actividades deben contener un alto porcentaje de acciones aleatorias que permitan al niño desarrollar sus competencias en el contexto del nuevo paradigma de intervención para personas con TEA.