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La responsabilidad del comunicador es el imperativo de la verdad: Rogelio Del Prado



La responsabilidad del comunicador es el imperativo de la verdad: Rogelio Del Prado

Este 27 de noviembre el Dr. Rogelio Del Prado Flores, profesor e investigador del Centro de Investigación en Comunicación Aplicada (CICA), presentó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2018 su más reciente obra titulada Ética de la comunicación.

El libro, coeditado con editorial Gedisa, es el resultado de una larga reflexión sobre la relación entre la ética, la comunicación, los medios, los derechos de las audiencias, la libertad de expresión y el derecho de la infancia como derecho superior.

De acuerdo con el autor, Ética de la comunicación trata de abordar el compromiso, el imperativo ético, de siempre buscar la verdad y el bien de los otros: “es un libro orientado a la formación de estudiantes de la comunicación en el que pretendo que ellos se cuestionen y busquen una formación acorde a esta gran responsabilidad que es dirigirse al otro, porque la comunicación es formación del otro y para el otro”.

 

En entrevista para Radio Anáhuac, el investigador destacó la estrecha relación que debe existir entre la ética y comunicación, y que el ethos debe ser entendido como un modo de ser en la palabra, en el argumento, en la razón, puesto que se trata de dos términos que son una unidad.

“El ser humano es naturaleza, pero también es palabra. Si el ser humano fuera solo animalidad, la naturaleza se haría cargo de nuestros problemas entre las personas. Sin embrago, somos seres de palabra, de razón y argumento, somos más que animales porque somos portadores de palabra”, explicó el académico. 

Sobre el papel de los medios de comunicación y los contenidos, el Dr. Rogelio Del Prado reconoció que las personas son vulnerables a contenidos sensacionalistas: “se tiende siempre a lo espectacular, a lo que es muy llamativo, a lo visual. En la historia del ser humano, la muerte del otro y su sufrimiento no puede pasar desapercibido”, sin embargo destacó la responsabilidad que tiene el comunicador de no utilizar al ser humano como medio, sino como un medio en sí mismo, por lo que es imperativa la autorregulación.

“Cualquier persona que esté relacionada con los medios digitales debe asumir esa tarea reflexiva de discernir y poner en primer lugar el imperativo de la verdad, más que el sensacionalismo”, consideró el autor, quien también se pronunció por la prohibición y sanciones del robo de identidad, la incursión en la vida privada de las personas, las cámaras ocultas y todo aquello relacionado con el espionaje. 

“Es importante que los organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o la UNESCO, trabajen con los Estados para poder regular cosas que no deben permitirse, como el terrorismo o el fraude”, consideró. 

Finalmente, el académico de nuestra Facultad de Comunicación recordó que su libro pretende que cada persona se cuestione a sí misma su papel y responsabilidad ante la humanidad, puesto que: “la comunicación nos pone como vectores del mundo en el que la palabra puede circular de manera global; nuestras contribuciones, grandes o pequeñas, deben estar mediadas por esta responsabilidad”. 

Ética de la comunicación conecta la acción con el sentido de la vida. La condición existencial del comunicador está vinculada necesariamente a la generación de un capital simbólico que sostiene la vida de la sociedad. Este texto desarrolla los argumentos basándose en la convicción de la dignidad de las personas por encima de cualquier interés particular. 

FIL

 


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joseantonio.delanda@anahuac.mx