Pasar al contenido principal

¿Es ético utilizar algoritmos complejos en tus estudios universitarios?



¿Es ético utilizar algoritmos complejos en tus estudios universitarios?

Presentamos un artículo en el que además de analizar el uso de la Inteligencia Artificial, se invita a trabajar en el equilibrio entre la tecnología y nuestras habilidades humanas.

El algoritmo complejo (AC), mejor conocido como Inteligencia Artificial (IA), se ha convertido en una presencia omnipresente en nuestras vidas cotidianas. Desde asistentes virtuales que nos ayudan a despertarnos a tiempo hasta aplicaciones que nos guían por el tráfico, la IA ha simplificado y mejorado nuestras actividades diarias de manera significativa. Sin embargo, surge una pregunta fundamental: ¿Es ético hacer uso de estos algoritmos complejos, como ChatGPT, en nuestros estudios universitarios? Para abordar esta cuestión, examinemos cómo la IA ha influido en nuestra vida diaria.

El AC en la rutina diaria

Mi día comienza con la asistencia de Alexa, mi asistente virtual, que no solo configura alarmas para despertarme a tiempo, sino que también proporciona información sobre el clima y ayuda a crear listas de compras. Además, simplifica la explicación de conceptos complicados a mis hijos. A medida que avanza el día, la Inteligencia Artificial (IA) se integra en varios aspectos de mi vida. Mi pulsera inteligente no solo cuenta pasos, sino que también registra el consumo de calorías. Tras algunos sustos de salud, he llegado a comprender aún más la importancia de cuidar mi bienestar, especialmente ahora que estoy en una etapa de la vida en la que la atención a la salud se vuelve primordial.

Para llegar puntual a mis destinos, como la escuela de mi hijo y mis clases universitarias, confío en aplicaciones de navegación como Waze. Estas no solo evitan el tráfico, sino que también encuentran rutas eficientes, ahorrándome tiempo y reduciendo el estrés diario.

Esta tarde, mi esposa y yo planeamos cocinar una deliciosa receta libanesa utilizando una Thermomix. Esta máquina simplifica la preparación de comidas, acelera el proceso y garantiza resultados precisos y deliciosos permitiéndonos disfrutar de una cena excepcional sin el estrés de la cocina.

El balance ético

A lo largo de la historia, la humanidad ha demostrado una inexorable capacidad para la innovación y la creación de herramientas que mejoran significativamente nuestras vidas. Sin embargo, este progreso tecnológico no ha estado exento de desafíos éticos que nos han hecho cuestionar el equilibrio entre los beneficios y los posibles perjuicios.

La historia de la tecnología es una dualidad constante entre el progreso y los desafíos éticos. Por ejemplo, la invención del fuego mejoró la digestión de alimentos y nos protegió del frío, pero también llevó a riesgos cuando se usó de manera destructiva. La creación de la rueda simplificó el transporte, pero planteó preguntas sobre la pérdida de nuestra fuerza física y conexión con la naturaleza. La automatización en la Revolución Industrial aumentó la eficiencia, pero a menudo a costa de habilidades artesanales y condiciones laborales. Los automóviles nos brindaron libertad, pero nos hicieron más sedentarios, afectando la salud. Estudios recientes sugieren que, a pesar de la tecnología y el acceso a la información, el coeficiente intelectual (IQ) de la humanidad ha disminuido en ciertas áreas. Este fenómeno nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de encontrar un equilibrio ético en nuestra relación con la tecnología. Si bien aprovechar los avances tecnológicos es esencial para mejorar nuestras vidas, no debemos descuidar el desarrollo de nuestras habilidades humanas esenciales, como el pensamiento crítico, la empatía y la creatividad.

Debemos abrazar la innovación, pero también ser conscientes de su impacto. El reto es encontrar un equilibrio donde la tecnología y nuestras habilidades humanas se complementen en lugar de competir. La ética debe guiarnos, recordándonos que el progreso tecnológico debe servir al bienestar humano. En la educación universitaria, la ética se basa en la responsabilidad y la transparencia. La tecnología es una herramienta valiosa, pero el desafío ético está en asegurar que esta mejore, no obstaculice nuestra capacidad de crecer como seres humanos y la Universidad Anáhuac reconoce la importancia de equilibrar la tecnología y nuestra humanidad.

En el contexto de la formación universitaria, la honestidad y la integridad académica son pilares inquebrantables. Lo que hacemos hoy en nuestras aulas y laboratorios sienta las bases de lo que construiremos en el futuro. La visión ética de una universidad radica en su profundo compromiso con la comprensión de que el conocimiento y la tecnología deben ser instrumentos al servicio del bienestar humano y del desarrollo integral de las personas. Más allá de simplemente formar profesionales competentes, aspira a forjar ciudadanos éticos y conscientes de su influencia en la sociedad. En esta perspectiva encontramos el equilibrio vital entre el avance tecnológico y el fortalecimiento de nuestras habilidades humanas esenciales, una fórmula que no solo promete un futuro más ético y sostenible, sino que también nos recuerda que abrazar la tecnología no debe suprimir nuestra esencia humana.

El desafío es claro: avanzar con la tecnología sin perder de vista nuestra humanidad y la dignidad de cada individuo. La Universidad en su enfoque ético, nos insta constantemente a mantener esta brújula moral en nuestro viaje hacia un conocimiento que enriquezca no solo nuestra mente, sino también nuestro espíritu.

En una era en la que los algoritmos complejos son omnipresentes, la ética sigue siendo fundamental en cada paso que damos hacia un futuro más tecnológico. Al redactar este artículo de difusión sobre la ética en el uso de los algoritmos complejos en la educación universitaria, cuento con la valiosa ayuda del ChatGPT. Esta herramienta me ha permitido mejorar la calidad de mi escritura y estructurar mis ideas de manera más efectiva, demostrando así que la tecnología puede ser un aliado en la búsqueda de un equilibrio entre la innovación y la esencia humana en la educación y en la vida en general.

Espero que estas líneas inspiren a reflexionar sobre el papel de la tecnología en nuestra educación y en nuestra sociedad en su conjunto recordándonos siempre que, en última instancia, son nuestros valores éticos los que guiarán el camino hacia un futuro tecnológico más humano y sostenible.


Más información:
Dirección Académica de Formación Integral
Coordinación de Ética
Dr. Juan Manuel Palomares Cantero
juan.palomares@anahuac.mx