Pasar al contenido principal

La importancia de la Santa Sede en el pontificado de León XIV



La importancia de la Santa Sede en el pontificado de León XIV

El Dr. Alberto Patiño analiza cómo el inicio de este pontificado reaviva el papel de la Santa Sede como un actor clave en el plano internacional para buscar la paz en un contexto global marcado por la guerra.

El nuevo pontificado de León XIV muestra algunos aspectos resaltables, desde luego no puede pasar desapercibido que el Papa, a su vez Obispo de Roma, también gobierna con potestad ordinaria, suprema, plena, inmediata y universal a los más de 1,400 millones de fieles esparcidos por todo el mundo. De ahí la importancia de la Santa Sede como órgano gubernativo central de la Iglesia Católica cuya cabeza es el Romano Pontífice.

Además, la Santa Sede tiene reconocida la capacidad de ser sujeto activo y pasivo de las relaciones jurídicas internacionales y destinatario de las normas del derecho internacional, en tal virtud tiene personalidad jurídica sui generis, por esta razón, ejerce las siguientes competencias.

La primera se relaciona con su presencia internacional a través de relaciones diplomáticas con los Estados y la actuación de la diplomacia pontificia ante organismos internacionales. Para tal fin, existe tanto una cancillería central, estructurada en torno al Romano Pontífice, como las nunciaturas apostólicas repartidas por todo el mundo, denominadas legaciones oficiales de la Santa Sede en el extranjero, cuyos titulares son los nuncios apostólicos con rango de embajador, quienes son considerados decanos del cuerpo diplomático del país en el que están acreditados, de conformidad con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, 18 de abril de 1961.

Actualmente, la Santa Sede tiene relaciones diplomáticas con 184 países, al mismo tiempo hay 90 embajadas acreditadas ante esta. Como dato adicional, la Academia Eclesiástica Pontificia, la escuela de formación de los diplomáticos al servicio del Papa, es la más antigua de Europa.

Por otra parte, su diplomacia ante organismos internacionales tiene la característica de ser espiritual, por lo que, al no tener intereses nacionales, se desarrolla mediante la fuerza de la persuasión. Así, desde el 6 de abril de 1964, la Santa Sede aceptó el estatus de observador permanente ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con voz, pero sin voto.

La segunda, tiene que ver con la celebración de tratados internacionales que reciben el nombre de concordatos, pactos, modus vivendi o acuerdos. Al día de hoy, cuenta con poco más de 220 tratados vigentes suscritos, por ejemplo, el Estado de la Ciudad del Vaticano, el asiento territorial de la Santa Sede, surgió del Tratado de Letrán de 1929 con el estado italiano.

La tercera es la mediación internacional pontificia en pro de la paz. Cabe destacar que la actividad pacificadora de la Santa Sede no solo incluye la de mediación, sino también la de los buenos oficios y la de arbitraje. No es extraño que León XIV, desde el inicio de su pontificado y ante el dramático escenario de guerra en Ucrania, Gaza, Pakistán e India, hiciera un llamado a la paz, así como en su primera audiencia con los representantes de los medios de comunicación.

En definitiva, los llamados a la paz o peticiones de diálogo realizados por el Romano Pontífice en los discursos pronunciados en sus primeros eventos comienzan a perfilar el pontificado de León XIV como uno marcado por la búsqueda incesante de la paz tan necesaria en un mundo amenazado por la barbarie de la guerra, la violencia y la muerte.
 

Más información:
Dr. Alberto Patiño Reyes
a.patino@anahuac.mx
Facultad de Derecho