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La ópera: música para el corazón



La ópera: música para el corazón

La importancia de celebrar el Día Internacional de la Ópera va más allá de asegurar su existencia como un género más de entretenimiento; se trata de un patrimonio cultural que nos enriquece y nos identifica como seres humanos sensibles, diversos, reflexivos y complejos.

Una de las expresiones artísticas más completas es el género de la ópera que conjuga y celebra a todas artes dentro de un mismo espacio.

Todos los años se festeja el Día Internacional de la Ópera, género musical que cuenta con 400 años de existencia y que forma parte de las artes escénicas en donde el canto, la música, el teatro, la literatura, la plástica y en algunas ocasiones, la danza, se combinan para desarrollar este bello arte. Su nombre significa “obra” en italiano y sus orígenes vienen de la tragedia griega y los cantos carnavalescos realizados en Italia desde el siglo XIV y mediados del XV. La importancia del género en la historia del arte no es menor y es por lo que la UNESCO ha apoyado destinar el 25 de octubre como fecha para celebrarla y conmemorarla.

Los beneficios que la ópera tiene en nuestra sociedad van desde lo emotivo, sensorial y social, hasta lo científico, razón por la cual es interesante reflexionarlo.

La ópera y nuestras emociones

La ópera está construida a partir de grandes tragedias, hasta situaciones cómicas que reflejan problemáticas sociales temporales y atemporales que tocan las fibras más sensibles del ser humano en donde popularmente aseguramos que ciertas melodías o argumentos nos han llegado al corazón. Desde la creación de las primeras óperas, que tenían argumentos basados en tragedias griegas, se empleaban con un fin casi pedagógico para la sociedad en donde se buscaba la mimesis y la catarsis entre lo que se veía y lo que uno sentía o percibía por parte del espectador.

El género ha evolucionado a lo largo de la historia, reflejando junto con la literatura las perfecciones e imperfecciones del hombre. Ejemplos claros se pueden encontrar desde "Gianni Schicchi" de Puccini que acompaña a la "Divina Comedia" de Dante Alighieri, reflejando la avaricia humana como un pecado capital que arrastra al hombre a lo más bajo. Tenemos "La dama de las camelias" de Alexander Dumas, adaptada a la ópera por su hijo con el título "La traviata", musicalizada por G. Verdi, donde las emociones se vuelven a mimetizar con el espectador, ya que en la época de su estreno, las brechas de clases sociales que separaban a la humanidad marcaban conflictos trágicos. También encontramos genios como Leonard Bernstein que reflejan en su "West Side Story" las realidades norteamericanas y sus problemáticas sociales. Más adelante, Bernstein realiza una ópera llamada "Trouble in Tahiti", cuyo argumento está basado en las 24 horas del día de una familia disfuncional, asegurando que, si la ópera es una tragedia, no hay peor tragedia que la disfuncionalidad en la familia.

En la actualidad, la creación de ópera más contemporánea sigue exaltando las emociones humanas y toca temas sensibles en nuestras comunidades como Dead Man Walkin, compuesta por Jake Heggie, donde el argumento relata las conversaciones de un condenado a muerte con una monja que le da acompañamiento hasta el día de su ejecución.

La ópera y la medicina

Todos sabemos que la música produce ciertos beneficios sobre nuestra salud y que es utilizada por la medicina como terapia alternativa en pacientes psiquiátricos, pero particularmente la ópera tiene sus atributos a considerar en los estudios relacionados con nuestro funcionamiento cardiovascular. Científicos de la Universidad de Pavia en Italia realizaron un estudio para observar el ritmo cardiaco de 24 pacientes al escuchar ópera.

En los estudios utilizaron la Sinfonía n.º 9 de Beethoven, un aria de Turandot de Puccini, una cantata de Bach, Va, pensiero de Nabucco y el Brindis de La Traviata de Verdi, y descubrieron diferentes respuestas del organismo que conducían al estrechamiento de vasos sanguíneos subcutáneos, aumento de presión arterial, ritmo cardiaco y tasa respiratoria en ciertas piezas donde la intensidad de la música y canto eran mayores. En las que por el contrario disminuían en intensidad, el cuerpo reaccionaba de la misma manera y el ritmo cardiaco y la presión arterial bajaban concluyendo que escuchar ópera mejoraba la operatividad del corazón.

Otro estudio realizado por la Journal of Cardiothoracic Surgery en materia de trasplantes de órganos afirma que escuchar ópera favorece a la recuperación de un trasplante de corazón. Este estudio revela que el canto lírico promueve la formación de células reguladoras que intervienen alargando la supervivencia de un injerto.

La ópera y los jóvenes en México

Con las nuevas tendencias musicales hemos comenzado a ver el género como algo bastante anticuado, fuera de época, con historias inverosímiles que caducaron y no forman parte de la cultura popular. Sin embargo, hemos encontrado un gran interés en ciertos sectores jóvenes, además de una buena aceptación de los que han asistido por primera vez.

La ópera era considerada un género elitista, sin embargo, eso ha cambiado sobre todo en México, que nuestros artículos constitucionales exigen el acceso a la cultura en toda su diversidad, aunque ésta creencia de décadas atrás aleja a algunos públicos por parecer cara o demasiado intelectual. Ante este fenómeno, la preocupación por generar nuevos públicos y cantantes jóvenes que la interpreten ha sido una gran labor en Latinoamérica por parte de fundaciones operísticas e instituciones gubernamentales que tratan de rescatar el género.

En nuestro país se fundó el Estudio de Ópera del INBAL en 2014, cuya finalidad era estimular el perfeccionamiento de jóvenes cantantes y pianistas de México en donde pudieran tener la posibilidad de desarrollar su mayor potencial en el género. Esto ha dado lugar a que algunos estados también destinen recursos para formar cantantes, como es el caso de Monterrey y Sinaloa.

No debemos olvidar las bondades que la música aporta al ser humano, lo que ha dado lugar a nuevas disciplinas de estudio como lo es la musicoterapia.

La contribución que la ópera tiene en nuestra sociedad es considerable, ya que influye en los ámbitos emocional, social, cultural, intelectual y transformador. Gracias a la ópera podemos contextualizarnos históricamente en muchos eventos, formas de pensamiento e identidades nacionales donde se creó. La importancia de celebrarla va más allá de asegurar su existencia como un género más de entretenimiento, sino como un patrimonio cultural que nos enriquece y nos identifica como seres humanos sensibles, diversos, reflexivos y complejos. Los jóvenes que se acerquen al género operístico se llevarán una agradable sorpresa y aquellos que ya lo disfrutan deberían unirse a nosotros para celebrarlo.


Itia Domínguez Rosales es egresada de la Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), cuenta con una Maestría en Artes Escénicas, un Máster en Estudios Avanzados de Teatro y es Doctorante en Educación. También es miembro de Solistas Ensamble del INBAL desde 2011, directora del Coro de la Universidad Anáhuac México y docente en la Licenciatura en Música.

Día de la ópera

*Foto: Carlos Alvar


Más información:
Escuela de Artes
Mtra. Itia Domínguez Rosales
itia.dominguezr84@anahuac.mx