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La responsabilidad social del académico



Alejandro Silva ArroyoFacultad de Filosofía No existe sociedad donde el lugar del académico sea cómodo, todos hablan de ellos como una parte fundamental de la sociedad pero los prefieren lejos (y pobre de la sociedad que le tenga un lugar tranquilo al docente). Siempre es un personaje incómodo y así debe de ser, dentro del aula y mucho más fuera de ella, por lo menos los docentes que respeten su profesión.El académico es un cazador de la verdad y tiene la función de generar nuevo conocimiento, es por antonomasia un investigador, por esto es un privilegiado, pero, como ya sabemos, todo gran privilegio conlleva una gran responsabilidad y la suya es ser la razón y la conciencia de la sociedad, nunca para imponer la verdad, sino para mostrar el camino para llegar a ella y luego dejar que el otro la encuentre por sí mismo, pues al fin de cuentas un conocimiento es vano si no proviene de uno mismo.El conocimiento no es fácil, duele porque es dialéctico, cuando lo obtenemos nunca volvemos a ser los mismos y nadie quiere dejar de ser lo que es, por eso el académico es incómodo, porque busca mover a las personas de la zona de confort, irá a sus ideas más arraigadas  y firmes y le dará los argumentos para que dude de ellas y cuando logre que dudes de ellas debatirá ahora el punto contrario; resultado final, el mejor para toda sociedad sana: pensamiento autónomo; en las sociedades donde los académicos son pasivos y su función es dar información no se puede pedir ciudadanos críticos o responsables de su futuro, son incapaces de generar un juicio sobre el actuar político. Es preocupante ver que hay gente que muere sin jamás haber tenido una idea propia, solo son repetidores, algunos muy seguros de lo que repiten.Es por esto que el docente debe ser la parte más crítica de la sociedad y al mismo tiempo el ejemplo, debe tener siempre la pretensión de ser intachable en cada acción, pues nada educa mejor que el ejemplo y un buen ejemplo es inspiración para los demás.El académico es la fuente de conocimiento de una sociedad, no por nada en las sociedades más desarrolladas las grandes decisiones nacen en las universidades, desde las políticas, sociales o económicas, hasta los intentos de cambio como en los movimientos mundiales del 68. Por eso, el docente debe de ir del conocimiento universal y teórico más profundo para después convertirlo en praxis dentro de la sociedad, tiene la responsabilidad de crear conocimiento para construir un lugar mejor y siempre pensar en grande, sin dejar de ver las mejores potencialidades humanas, no hay personaje que genere más utopías que él, y estas fantasías deben de pensarse y repensarse según el tiempo de cada creador; Platón lo hizo en el suyo, al académico actual le toca construir la suya. Pero ¿para qué teorizar utopías si son imposibles de realizar? El académico mediante la utopía inspira y pone en la mente un ideal que aunque imposible siempre nos recuerda lo que podemos lograr como sociedad, es una ilusión que alimenta nuestros sueños. Al académico le toca inventar la utopía, a la sociedad trabajar para que un día se convierta en realidad, porque el éxito como humanidad está en el camino y la pasión para lograr nuestras metas comunes más que en llegar al fin, pues de eso se trata ser humano.En el DSM- V se  olvido agregar: Critica constante, cambio de ideas de moderado a grave, gran generador de fantasías  y sueños, obsesión por la verdad y un extraño amor por el otro. Diagnóstico: “académico”         filosofia.uams@anahuac.mx 


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