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Fiesta del Corpus Christi, una fiesta de Fe y gran tradición



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El P. Alfonso López Godínez, L.C., comparte el sentido de la Fiesta del Corpus Christi, su origen, significado e impacto en la vida cristiana y universitaria.

Carlo Acutis, quien será proclamado santo el próximo mes de septiembre en Roma, llamó a la Eucaristía “mi autopista para llegar al cielo”. Apasionado por la informática desde muy joven, nació en Londres en 1991 y falleció en Italia a los quince años a causa de una leucemia. A pesar de su corta edad, creó una exposición internacional sobre milagros eucarísticos y apariciones marianas, que actualmente circula por redes sociales.

Carlo creía firmemente que Jesús está verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento. Para él era un regalo poder encontrarse con Jesús cada día en la Eucaristía. Disfrutaba del amor que Cristo trajo del cielo al querer permanecer real y físicamente entre nosotros, de forma que podemos recibirlo a diario en la Sagrada Comunión y visitarlo en el Sagrario. Su madre cuenta que asistía a la Santa Misa todos los días, y en su lecho de muerte expresó su alegría por haber vivido intensamente, sin desperdiciar ni un minuto en cosas que no agradan a Dios.

Carlo nos invita a transmitir el Evangelio con nuestra vida, para que cada uno de nosotros sea un faro que guíe a los demás.

Orígenes y Fundación

La primera procesión del “Corpus Domini” ocurrió cuando el Papa Urbano IV llevó a la iglesia de Orvieto, entre himnos y cantos, el corporal manchado con sangre, proveniente de una hostia consagrada que se transformó en un trozo de carne durante la elevación en la Misa. Esto ocurrió en el castillo de Bolsena, en la iglesia de Santa Cristina, mientras celebraba un sacerdote alemán que dudaba de la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Ante el milagro, el sacerdote, ya convencido de la verdad, corrió a contarle lo sucedido al Papa Urbano IV, quien se encontraba en Orvieto con su Curia y Cardenales.

Al año siguiente, en 1264, el Papa instituyó la fiesta del Corpus Christi mediante la bula Transiturus de hoc mundo. El motivo principal fue la creciente devoción eucarística y la necesidad de una celebración específica para honrar la presencia real de Cristo en la Eucaristía.

La catedral de Orvieto se construyó para albergar el relicario que conserva el milagro eucarístico de Bolsena. Desde entonces, cada año en la fiesta del Corpus Domini, el lino sagrado que contiene la sangre de Jesús se lleva en procesión por las calles de la ciudad.


A lo largo de los siglos, la fiesta de Corpus Christi ha evolucionado de varias maneras:
 

Siglos XIII al XV: Se difundió por Europa y se convirtió en una de las celebraciones más relevantes del calendario litúrgico. Se organizaron procesiones y ritos en honor a la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía.

Siglos XVI al XVIII: La celebración incorporó música, arte y arquitectura. Se edificaron iglesias y capillas dedicadas al Santísimo Sacramento, y se produjeron obras de arte que representaban a Cristo eucarístico.

Siglos XIX y XX: Aunque afectada por cambios sociales y culturales, la fiesta mantuvo su importancia en la vida católica. En algunas regiones adquirió un componente cultural y folclórico.

Siglo XXI: Continúa siendo una celebración significativa en muchas partes del mundo. Se destaca por procesiones solemnes, misas especiales y ritos dedicados a honrar la Eucaristía. Cabe mencionar las procesiones en Toledo, Sevilla, Granada y numerosos pueblos de Europa y América.


Adorar a Dios en la Eucaristía permite entender que la fe no se limita a un conjunto de doctrinas, sino que se basa en la relación con una persona viva a quien amar. Por eso existen tantos cantos eucarísticos desde la institución de esta fiesta: el Pange Lingua, que incluye el Tantum Ergo Sacramentum, el Panis Angelicus, compuestos por Santo Tomás de Aquino, hasta diversos Ave Verum y Agnus Dei de compositores como Bach, Mozart, Bizet o Barber.

En conclusión, la fiesta de Corpus Christi es una celebración rica en historia y tradición, que ha evolucionado con el tiempo. Aunque su forma varía según la cultura y la región, su significado esencial permanece: rendir honor a la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Es un recordatorio de la importancia de la fe y la devoción en la vida de los católicos.

En la Universidad Anáhuac nos unimos a esta tradición mediante una procesión en el Campus, en la que participan todas las Escuelas y Facultades, para honrar la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía, quien ha querido permanecer entre nosotros para acompañarnos y fortalecer nuestra vida espiritual mientras avanzamos hacia nuestra morada eterna.

*Colaboración del P. Alfonso López Godínez, L.C., Capellán, Pastoral Universitaria.


Más información:
Pastoral Universitaria
pastoral.universitaria@anahuac.mx 
Dirección de Pastoral Universitaria