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Nutrición para el cerebro



Nutrición para el cerebro

Prebióticos y probióticos como terapia potencial ante el deterioro cognitivo provocado por el envejecimiento.

 

Debido a que se ha incrementado la esperanza de vida, la población de adultos mayores (más de 65 años) ha aumentado significativamente, y con ello la prevalencia de enfermedades crónico-degenerativas. Dentro de estos padecimientos se encuentra el deterioro cognitivo, que se refiere a la pérdida de funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje. Cabe resaltar que este deterioro ya no es exclusivo de los procesos de envejecimiento y empieza a verse cada vez a más temprana edad debido a otras enfermedades como diabetes y obesidad.

 

El deterioro cognitivo se asocia a una pérdida de neuronas en regiones específicas del cerebro como el hipocampo. Esta es un área muy activa del cerebro que se encuentra en la parte media del lóbulo temporal y una de sus funciones es el almacenamiento temporal de la memoria, es decir, la memoria a corto plazo. Las neuronas piramidales del hipocampo tienen el requerimiento energético más alto del cerebro y cualquier alteración en la provisión de energía puede promover una falla en las funciones de estas neuronas, generándose estrés oxidativo.

 

Por otro lado, el envejecimiento y algunas enfermedades crónicas como la obesidad, generan una inflamación crónica de bajo grado, que lleva a la activación de los macrófagos específicos del cerebro, llamado microglia. Al activarse por estos procesos, dichas células producen a su vez más marcadores inflamatorios que condicionan un estado de neuroinflamación en el cerebro, llevando a la inducción de apoptosis o muerte celular de algunas neuronas, condicionando la perpetuación del deterioro cognitivo.

 

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La neuroinflamación, además, inhibe procesos de neurogénesis, es decir, de generación de nuevas neuronas en el hipocampo por afectación de la producción de neurotrofinas, como el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) que lleva a la generación de una potenciación de largo plazo (LTP). La LTP es necesaria para que la memoria pueda consolidarse, pasando de una memoria de corto plazo a una de largo plazo o duradera.

 

Todos estos procesos podrían estar relacionados con la microbiota. La microbiota se refiere a la comunidad de microorganismos que habitan en nuestro organismo, particularmente en el intestino y colon. Hay una diversidad de aproximadamente 15 000-36 000 especies y una cantidad de 1013 a 1014 microorganismos en el colon.

 

La composición de la microbiota está influenciada por la genética y factores ambientales, dentro de los cuales la edad y la dieta son muy importantes. A la alteración de la microbiota se le llama disbiosis, y se asocia con permeabilidad intestinal e inflamación sistémica y, por tanto, con todos los procesos implicados en la fisiopatología del deterioro cognitivo.

 

La microbiota puede modificarse con el consumo de probióticos y prebióticos. Los probióticos son los microorganismos vivos que al administrarse en concentraciones adecuadas confieren beneficios al organismo. Por su parte, los prebióticos son ingredientes no digeribles y fermentables que modifican la composición y/o actividad de la microbiota, mejorándola. A la combinación de un prebiótico y probiótico se le conoce como simbiótico.

 

Recientemente ha surgido otro término llamado “psicobiótico”, que se refiere a los metabolitos de la microbiota que confieren beneficios al organismo. Dentro de estos metabolitos los más importantes son los ácidos grasos de cadena corta (SCFA, por sus siglas en inglés): acetato, propionato y butirato. El butirato cobra especial importancia por los efectos sistémicos que tiene: 1) tiene un efecto trófico en los colonocitos, es decir, que propicia su crecimiento, disminuyendo el riesgo de permeabilidad intestinal; 2) tiene la habilidad de inhibir la activación del factor nuclear kappa B (NF-kB), reduciendo la expresión de moléculas pro-inflamatorias; 3) produce un incremento en el antioxidante glutatión, reduciendo la producción de radicales libres; y 4) es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica y propiciar la expresión de BDNF y por tanto de LTP.
 


Por todo lo anterior, en el trabajo titulado Prebiotics and probiotics as potential therapy for cognitive impairment, publicado en el journal Medical Hypotheses, propusimos la hipótesis que la etiología del deterioro cognitivo está principalmente asociada a procesos inflamatorios en los que la disbiosis puede estar involucrada.

 

Como los probióticos y prebióticos son capaces de regular el sistema inmune hacia un perfil anti-inflamatorio, sería posible prevenir o reducir la neuroinflamación y, por lo tanto, la muerte neuronal y el deterioro cognitivo con el uso de simbióticos.

 

Los autores de este texto son: el Dr. José Juan Antonio Ibarra Arias, es investigador de la Universidad Anáhuac México, coordinador del área temática institucional de Investigación en Salud Integral y Bienestar y coordinador del Centro de Investigación en Ciencias de la Salud (CICSA), además es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 3 en el área III (Ciencias Médicas y de la Salud), y la Dra. Alejandra Romo Araiza, investigadora de la Facultad de Ciencias de la Salud de dicha casa de estudios.

 

Para ver el artículo completo visita el siguiente enlace:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0306987719307935?via%3Dihub

 

 


Más información:
Dirección de Investigación
Dr. José Rodrigo Pozón López
 jose.pozon@anahuac.mx