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Tamara Hernández publica en Reforma Club sobre psicoterapia asistida con animales

Tamara Hernández publica en Reforma Club sobre psicoterapia asistida con animales

La alumna del Doctorado en Bioética Aplicada comparte su experiencia profesional con su perro Benji, quien funge como coterapeuta en sesiones clínicas, mostrando el valor humano, ético y terapéutico de la intervención asistida con animales.

 

La Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac México celebra la reciente publicación de Tamara Hernández, estudiante del Doctorado en Bioética Aplicada, en la revista Reforma Club con el artículo “Un coterapeuta de pelos”. En él, comparte su experiencia profesional en la psicoterapia asistida con animales, un campo innovador donde combina su formación académica con una profunda sensibilidad hacia el bienestar humano y animal.

 

Tamara trabaja de la mano de Benji, su perro y coterapeuta, quien se ha convertido en parte fundamental de sus intervenciones clínicas con pacientes que enfrentan padecimientos como ansiedad y depresión. Ella lo describe como una presencia transformadora dentro de las sesiones: “Nada más llega al consultorio y todos se acercan a saludarlo. Sus pacientes lo primero que hacen es ir a abrazarlo y darle caricias; incluso le llevan regalos”. Ese vínculo refleja el rol activo del perro en un proceso que facilita la apertura emocional y genera confianza en un ambiente terapéutico cálido y cercano.

 

Su trayectoria académica es amplia y exigente. Tras concluir la Licenciatura en Psicología en la Universidad Anáhuac México, cursó en España las maestrías en Psicología Clínica y de la Salud y en Psicoterapia Cognitivo-Conductual en el Instituto Superior de Estudios Psicológicos, además de la especialización en Terapia Asistida con Animales en Yaracan. Gracias a esta preparación, Tamara reconoce tanto el potencial como los retos de la disciplina en México, donde aún no existen programas formativos consolidados ni normativas claras que garanticen el bienestar de los animales y la calidad de las intervenciones. Para ella, este vacío representa a la vez una responsabilidad y una oportunidad para impulsar la profesionalización del área.

 

La historia de Benji ejemplifica esa ética de trabajo. Adoptado por Tamara y entrenado desde cero, participa en un número limitado de consultas semanales, siempre respetando su estado de ánimo y disposición. Si en una sesión prefiere recibir caricias en lugar de jugar, el plan terapéutico se adapta a sus necesidades. Este principio de respeto mutuo constituye un aspecto central de la bioética aplicada: reconocer al animal como parte del equipo, cuidando su integridad y bienestar.

 

Las terapias asistidas con animales, señala Tamara, aportan beneficios comprobados: reducen el estrés, aumentan la autoestima, favorecen la concentración y la memoria, y promueven la empatía, la responsabilidad y el respeto. La experiencia clínica lo confirma: “Algunas personas se abren más fácilmente a los animales porque no los juzgan. Cambia mucho el ambiente al tener un animalito, pues los pacientes adoptan un rol más activo”.

 

La publicación de Hernández es motivo de orgullo para nuestra Facultad, pues no solo reconoce el esfuerzo académico de una de nuestras doctorandas, sino que también invita a reflexionar sobre el papel de la bioética en áreas emergentes de la práctica clínica. La labor de Tamara y Benji nos recuerda que la bioética aplicada no se limita a los grandes dilemas biomédicos, sino que también se encuentra en el acompañamiento cercano, allí donde ciencia, ética y compasión se entrelazan para mejorar la vida de las personas.

 

*Foto cortesía del artículo de Reforma Club


Más información:
MPSS Alfonso Ceniceros
Facultad de Bioética
bioética@anahuac.mx